“La justicia divina se tarda, pero llega”, es una frase que solemos escuchar muy a menudo la cual ejemplifica el hecho de que el ojo de la divina providencia vela nuestros actos.
Mismas acciones que son castigadas o recompensadas en dependencia del carácter de la acción, de ahí la presencia de la justicia celestial.
La vigilia eterna de la divina providencia también tiene lugar para la protección del ser humano quien muchas veces es salvado por obra y gracia del espíritu santo en situaciones en que la única salida posible es la existencia de un milagro.
Pataki: El ojo de la divina providencia «el que todo lo ve»
Relata el pataki que una vez Shangó pidió a uno de sus hijos que le sacrificara un carnero.
Este rápidamente salió en la búsqueda de dicho animal con el fin de satisfacer las necesidades de su padre.
Una vez lo encontró, regresó a su casa para inmolarle el animal al Orisha y de esta forma satisfacer sus deseos.
Al paso de los días Shangó continuaba pidiendo el sacrificio del carnero a pesar de que su descendiente siempre cumplía con sus deseos.
¿Por qué Shangó no saciaba sus deseos?
Abatido el joven decidió visitar a Orula para que este le ayudase a solucionar su problema, pues no comprendía como si a diario le realizaba sacrificios a su padre este no se saciaba o era incapaz de verlo.
Orumila consultó al hijo de Shangó saliéndole una letra por la que hablaba su padre quien le pedía continuamente el sacrificio de un carnero, pues ante su representación se realizaba un sacrificio:
Pero como no le ponían la cabeza del animal en cuestión el Orisha no podía distinguir si era un carnero realmente o no.
¡La mirada que vigila nuestros actos!
Desde ese momento nació la tradición de colocarles la cabeza de los animales sacrificados a los santos para que estos con sus ojos pudiesen ver la inmolación de quien provenía.
Surgiendo así la presencia de la mirada de la divina providencia sobre los humanos, la que vela continuamente y sin descanso sobre nuestros actos.
Cuando un religioso se consulta con Orula y sale este odun de Ejiogbe Iroso se aconseja recibir a Oddúa si no se tiene y atenderlo de ya haber sido recibido.
Por ser este santo unas de las representaciones de la divina providencia dentro del panteón yoruba.
Se exhorta al santero a hacer siempre el bien por sobre todas las cosas y personas para cumplir con la palabra de Olodumare y de esta forma tener la conciencia tranquila.