Oyá Yansa es una de las orishas más poderosas del panteón yoruba, dueña de la Centella, la que cabalga los vientos y nos proporciona el oxígeno para mantenernos vivos.
A la madre de eggunes y valiente guerrera, la llamamos en los momentos de mayor necesidad, solicitándole su protección ante todo peligro, es ella quien nos salva de los peores enemigos, de la oscuridad y maldad de otros seres humanos.
Diosa de los truenos, relámpagos, tornados, vientos, y huracanes, quien trae la calma luego de feroces tormentas.
Oyá es impetuosa y se encarga de traer cambios rápidos, lo que nos ayuda en nuestras transformaciones internas y externas.
Si vamos a pasar por una etapa de cambios bruscos en nuestra vida, es bueno siempre apoyarnos en la fortaleza y determinación de nuestra madre Oyá.
¿Por qué debemos confiar en el gran poder de la Diosa Oyá?
- Es Oyá la guardiana del reino situado entre la vida y la muerte y por eso siempre está en el cementerio, guardando su entrada.
- Se le considera la orisha de la comunicación espiritual, los funerales y los sepulcros, pero también Diosa de la clarividencia, las habilidades psíquicas, la intuición y el renacimiento.
- Ella representa la intensidad de los sentimientos lúgubres, el mundo de los muertos.
- Oyá Yansa también es conocida como protectora y guardiana de las brujas, reina de los espíritus que deben emprender su rumbo. Ella es una de las diosas muerteras junto a Yewá y Obba, y entre ellas guían a las almas hacia la luz.
- Se dice que cuando está furiosa, Oyá es la Guerrera Salvaje que puede arrasarlo todo con su poderosa centella. Sin embargo, también es benevolente, madre protectora, capaz de poner fin a toda injusticia y engaño.
- Así, ella siempre protegerá a sus hijos y devotos de cualquier mal y peligro, alejando a sus enemigos y rodándolos con la luz de su centella.
- Oyá es capaz de cualquier cosa si es necesario por la protección de los que considera queridos, ella solo aceptará, actuará y hablará con la verdad.
- Representa la reencarnación de los antepasados, la falta de memoria y el sentimiento de pesar en la mujer. Y es que es una guerrera fuerte y segura, pero también delicada y de sentimientos frágiles.
- Su nombre proviene de Yorùbá Òyá (Oló: dueña – Oya: Oscuridad) también conocida como Yansá del Yorùbá Iyámsá (Iyá: madre -Omó: hijos – Mesá: nueve)
¿Qué le pedimos a la Reina Guerrera Oyá?
Por el gran ashé y poder de esta diosa, llamamos a la Reina de la Centella para pedirle fuerza, liderazgo, autoridad, coraje, justicia, y protección en desastres naturales.
La veneramos en el culto a los antepasados, en los momentos de dolor, y le pedimos su poderosa protección siempre ante amenazas, enfermedad, peligros e injusticias.
Oyá es protectora y acude fundamentalmente en ayuda de las mujeres que son líderes, con quienes comparte su fuerza y vigor.
En las leyendas yorubas, la diosa siempre se enfrentó a sus enemigos como un guerrero más, con fuerza e impetuosidad, por lo que ella reconoce la capacidad de las féminas para desenvolverse en la sociedad actual y las apoya, dándoles su inmensa guía y protección.
Pero debemos tener siempre presente que Oyá debe ser tratada con respeto y cuidado y solo debemos acudir a ella con intenciones honestas, además de mostrarle mucha fe y confianza.
Nuestros rezos destinados a la Reina de la Centella deberán contener peticiones positivas y nunca debemos solicitarle el mal para nadie.
Así, sabremos que Oyá Yansa es una poderosa aliada a la que podemos acudir en cualquier momento y ante cualquier situación por difícil que sea.
A Oyá nos encomendamos con fe y amor:
Sin embargo, también gusta que sus devotos sean agradecidos y le muestren su afecto.
Y aunque podemos pedirle, darle las gracias y rogarle en cualquier lugar que deseemos, debemos destinar tiempo para acudir a darle las gracias a Oyá desde su templo, el cementerio.
Allí la invocamos y le hablamos como a una madre, con mucha devoción y fe, dándole las gracias por todas las cosas buenas que ha traído a nuestra vida.
Recordemos que, entre sus ofrendas, a Oyá le encanta encontrar manteca de karité. También adora las berenjenas, vino de uva, uvas, ginebra, ron, nueces de cola, gallo, gallina, gachas, fruta y pescado.
Cuando acudamos a rezarle, podemos también presentarle estas ofrendas a manera de agradecimiento para mostrarle a la diosa nuestra confianza y amor.
Así le rezamos con esta oración a Oyá Yansa, para agradecerle
Confía en el poder de la Oración a Oyá Yansa:
Oyá mujer fuerte y guerrera, Reina de la Centella y de los vientos huracanados
Tú que traes el cambio y la protección, que llevas de la mano a tus hijos y los cuidas de peligros y dificultades
Orisha que lideras las hordas de guerreros y a nada le temes, reina del viento de la muerte, mujer que tienes poder para hacer todos los remolinos,
Hoy acudo a tu templo para darte las gracias por todos tus favores, para agradecerte por la inmensa protección que nos concedes a mí y a los míos
Mi reina, tú que te llevas lo malo y no permites que los obstáculos entorpezcan mis pasos,
Gracias, Madre Oyá, por alejar las enfermedades y las dolencias de mi casa,
Recibe nuestro inmenso respeto y agradecimiento, Tú, reina que hablas con tu centella, valiente como ninguna mujer, terrible contra tus enemigos
Acudo hoy al cementerio a buscarte, Madre, para agradecerte por enviarme buenos vientos,
Por alejar de mí las penas y tristezas, los disgustos y debilidades,
Gracias por la fuerza y energía positiva, por alejar la maldad e iluminar mi camino para encontrar siempre cosas buenas
Te doy las gracias Oyá, por alejar a mis enemigos y por no permitir que sus malos deseos lleguen a mí. Gracias por luchar e interceder por mí ante las injusticias.
Gracias Madre Yansa, por permitir que mi vida sea un camino tranquilo, lleno de amor, felicidad y alegría, y por darme una familia feliz y próspera.
Oyá guardiana y Madre, que tus rayos siempre protejan mi hogar y guarden a todos los miembros de la familia, dándonos alegría, felicidad y buen ánimo,
Ahuyenta el viento de la muerte, con tu iruke y tu sable aleja el dolor y la enfermedad.
Protégeme del mal y desvía las penas de mi camino
Que tu guía eterna nos alumbre, Diosa, para que nunca nos alcance la oscuridad
Yo te digo gracias Oyá, Así sea, Ashé.