Orula aconseja en Ogbe Otura: ¡Nunca seas ambicioso y todo te sobrará!

Orunmila el gran adivino de Ifá caminaba una tarde por su pueblo natal portando debajo del brazo su tablero.

En aquel entonces esta pieza tan importante para la interpretación de la palabra de Ifá se elaboraba a base de hígado de res, por lo que el Oluo buscaba una representación en madera de tan sagrado animal para simbolizar a la religión yoruba y sus doctrinas.

Pataki donde Orula recompensa la generosidad con Ashé y abundancia

En medio de su trayecto se topó con un comerciante que llevaba múltiples figuritas de madera, entre estas una que encerraba todos los detalles que este estaba necesitando.

Entonces Orula preguntó al vendedor su precio, este apenado contestó que la estaba ofreciendo por setenta y cinco pesos.

El oráculo rebatió la oferta diciéndole que le daría por ella solo lo que tenía, que eran cuarenta y cinco pesos.

El comerciante no se encontraba muy conforme con la proposición de Orunmila, este subía los brazos al cielo y exclamaba, el vendedor pensaba que Orunmila lo timaba, pues cuarenta y cinco pesos era muy poco valor para una estatuilla tan fina.

Después de un buen rato de debate el comerciante decidió regalarle la estatua a Orunmila, este sorprendido tomó el obsequio y lo guardó en uno de sus bolsillos.

Mirando fijamente al vendedor el sabio Orula expresó:

Tú has sido muy amable conmigo a pesar de necesitar el dinero de la estatuilla accediste a regalármela desinteresadamente y por eso te estoy muy agradecido, ahora es mi turno de premiar tu comportamiento.
Así como yo pude aceptar tu regalo tu deberás aceptar el mío.

Entonces el adivino sacó de su bolsillo cuarenta y cinco monedas de oro y se las dio al vendedor, diciéndole:

Emplea este dinero en algo productivo, sé caritativo, nunca seas ambicioso y todo te va a sobrar.

La enseñanza de Orunmila en el signo Ogbe Otura

Con esta acción Orunmila le dio una gran enseñanza al pueblo mostrando que en la vida es mejor dar que tener que recibir.

Dejando muy en alto que las buenas acciones traen consigo siempre una recompensa ya sea de paz, salud, amor o algo material, a pesar de que esto último no es tan importante como reconfortarse en lo espiritual, que a la larga es el único alimento que nutre el alma de los seres humanos que obran con fe haciendo el bien a sus semejantes.