A Orula nadie lo engaña, su astucia le venció a Ogún ≫ Patakí

Orula, el Orisha adivino, es la inteligencia más vivaz y la astucia sin igual. Nadie puede engañarlo, pues es considerado el primer profeta del mundo, enviado por Olodumare el Dios Supremo para controlar la evolución de todas sus creaciones.

Orula u Orunmila, el Orisha de la adivinación, puede aconsejar tanto a Orishas como a hombres, pero nadie debe desafiarlo, pues sufrirá las consecuencias.

Y es que Orula controla el oráculo supremo y revela el futuro a través del secreto de Ifá. Solo él permite que, mediante métodos adivinatorios, deidades y humanos sepan lo que está por venir y cuál es la mejor manera de enfrentarlo.

Si alguien no escucha sus consejos pueden ser víctimas de los Osogbos enviados por Eshú y padecer fatales problemas. Por ello, siempre los santeros reiteran la necesidad de no insultar ni enfadar a Orula.

Pataki de Orula y Ogún, por el amor de Oshún

Cuenta este patakí que Ogún, rey de los metales, se enfureció con el adivino Orula, a causa de Oshún, la bella Orisha dueña de la feminidad y la dulzura, que lo había abandonado para irse a vivir con el sabio.

Ogún no podía controlar tamaña rabia, por lo que se reunió con varios de sus hijos y les ordenó quemar la casa de Orula.

Les dijo que la morada del adivino sería fácil de identificar ya que era la única en el pueblo que tenía un gallo amarrado en el patio.

Orula consulta el oráculo

Pero Orula había consultado Ifá y había registrado la suerte con su tablero. Así, el oráculo le había aconsejado que soltara al gallo, cosa que hizo sin demora porque la palabra de Ifá nunca falla.

El gallo, muy feliz al sentirse libre, estuvo revoloteando por los alrededores de los tejados, hasta que fue a caer justo en casa de Ogún y comenzó a picotear en el patio.

Así, los aguerridos hijos del Orisha de los metales, al verlo ahí, creyeron que era la casa que les habían ordenado destruir y sin pensarlo demasiado, la incendiaron.

Ogún quedó doblemente burlado por querer engañar al Orisha sabio del panteón yoruba.