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¿Por qué Oshún gobierna el corazón de los Hijos de Obba?

Oshún Obba

Este patakin o leyenda yoruba nace en el signo Ojuani Dawan, conocido también con el nombre de Ojuani Ogunda o Ojuani Gunda.

Cuenta la historia que en una tierra lejana había un reino situado donde convergen las aguas del río y el mar, era un reino lleno de colores y sonrisas, y su reina era la bella Oshún, la diosa del amor en el Panteón Yoruba.

Un día llegó la hermana de la reina que se llamaba Obbá, pero no venía sola, sino acompañada con todo su pueblo.

Ante su llegada la hermosa Oshún le pregunta al verla:

  • ¿Qué te ha pasado para venir con todo tu pueblo hasta aquí?
  • Huyo del mundo por lo decepcionada que estoy del amor -responde Obbá

Entonces Oshún le da amparo y le da a conocer a todo el reino que Obba era su hermana, que pertenecía también a la corte y por ello debían rendirle honores.

Pataki donde Obba trajo tristeza al reino de Oshún

Una vez Oshún debió salir por un largo período del reino a hacer unas diligencias impostergables y dejó a su hermana al frente de los deberes del palacio.

Obbá sabía muy bien cómo se vivía en aquel reino, pero ella no compartía con ellos esas fiestas, ni el profundo sentimiento del amor, solo lo hacía porque su hermana era la reina y gobernaba.

Y es que Obbá por tantos desengaños era una mujer muy sufrida y siempre estaba triste.

Al Oshún marchar comenzó a dictar sus propias leyes y a cambiar toda la vida del reino, llego al punto incluso de prohibir la música y los bailes.

Para lograr que las mujeres del reino cambiaran su actitud comenzó a llamar a las mujeres casadas y ordenarles que tenían que servir en la corte durante 9 lunas antes de quedarse embarazadas y a las que se iban a casar, igual debían cumplir 9 lunas antes del casamiento.

Su objetivo era cambiar las mentalidades de aquellas mujeres poco a poco en cuanto a sus relaciones conyugales.

Obba también era hechicera y utilizaba sus embrujos con aquellas mujeres bañándolas con preparados de hierbas (omiero) que ella misma hacía para cumplir sus propósitos.

Hacía polvos y los frotaba en las cabezas y vientres de todas aquellas mujeres, y al cabo del tiempo estas actuaban frías y muy distantes con sus esposos o futuros cónyuges.

Poco a poco aquel reino tan alegre se volvió sombrío y muy triste, todas las mujeres lloraban y se lamentaban por su desdicha con sus esposos.

Orula marca Ebbó para traer nuevamente la felicidad

Los hombres de aquel reino al ver el estado deplorable de la vida y más de sus mujeres decidieron ir a ver a Orunmila.

Orunmila entonces los consulta y en el registro sale el Oddun Ojuani Ogunda y les aconseja:

Deben hacer urgentemente una ceremonia para que su reina Oshún regrese enseguida.

Para ello harán Ebbó dando un gallo a Eshú (akukó fifeshu), dos gallinas (addié meyi), muñeco varón y un muñeco hembra (malaguidí okuni y malaguidí obiní), hoja del árbol de peonía (ewé iwereiyeye), helecho (imo Oshún), agua de mar y de río y dos caretas.

Entonces se buscan todos los enseres para el ebbó (limpieza)y así cumplir con la palabra de Ifá, y el Awo le da el gallo a Eshú en la orilla del río y le ordena buscar a Oshún.

Se lanza el gallo al río a Ibú Losa o Ibú Kolé (camino de Oshún) y llega a la tierra donde se encontraba la diosa del amor presente en un tambor que le ofrecían sus hijos en aquella tierra.

Enseguida que llega el recado a Oshún se retira del tambor y de aquellos lares para regresar a su pueblo.

Cuando llega se encuentra todo su reino irreconocible, triste y desolado y Obbá al verla se sorprende porque no esperaba su llegada.

Sin más demora Oshún convoca a todo su reino a una fiesta que daría en el palacio para celebrar su regreso, pero Obbá le dice enseguida que no está de acuerdo.

Pero al fin y al cabo Oshún mandaba y Oshún era su reina, por ello la fiesta se efectuó al siguiente día, aunque Obbá no participara.

Y en aquel festín cuál no sería el asombro de Oshún al ver a todas esas mujeres presentes, pero sin ápice de alegría, mucha tristeza mostraban sus rostros y los hombres eran los únicos que se divertían.

Las hermanas Orishas llegan a un acuerdo para dar protección a sus hijos

De pronto llega Orunmila a la fiesta con los enseres que faltaban marcados en el Ebbó: dos gallinas, las hierbas y los muñecos.

Va el adivino Orula donde Oshún y le hace toda la historia de lo sucedido.

Entonces buscaron a Obbá la llevaron a orillas del río y allí Orunmila le dio de comer a ambas diosas, gallinas blancas para Obbá y gallinas amarillas para Oshún.

Al terminar la ceremonia, Oshún se dirige a Obbá y le dice:

Te quiero y respeto por ser mi hermana mayor, pero has estado en mi ausencia sacrificando a tus hijas y a las mías, sometiéndolas al sufrimiento.

A partir de este día seré yo quien se haga cargo de los sentimientos en las cabezas de tus hijas, pero, en cambio, tú a mis hijas les enseñarás buenas costumbres y alejarse de lo mundano que les entorpezca su camino.

Vivirás junto a mí, todos te rendirán honores y contarán contigo para todo, pero las cabezas y corazones de tus hijos serán míos.

A partir de aquel momento el reino volvió a ser alegre, y dulce como Oshún.

Y a Obbá en cada casamiento que se efectuaba se le ofrecían animales vírgenes, huevos, pescados frescos y frutas para venerarla y honrarla con el respeto que se merece.

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