¿Por qué la Diosa Obba quiso vengarse un día de la humanidad?

La Orisha Obba era esposa de Shangó del que vivía muy enamorada.

En cierta ocasión guiándose por los consejos de Oyá decidió cortarse su oreja derecha y dársela a comer en una sopa, pues según Yansa este platillo le encantaba al santo dueño de los tambores Batá.

De esta forma Obba quedó deforme, hecho que produjo burlas hacia su persona a manos de su esposo y gran parte de la humanidad, por lo que esta partió hacia el monte llevando consigo a sus hijos.

Pataki de Obba cuando se llenó de odio y sembraba terror en el mundo

Adentrada y oculta de los ojos de los curiosos, Obba lloraba por su nueva condición y por no haber tenido por parte de su esposo la comprensión que requería por su acto de amor.

Esta juró vengarse de la humanidad y de tantas lágrimas que brotaron de sus ojos nació una laguna donde ocultó sus más grandes secretos, para que nunca fueran encontrados.

Entre estos resguardó sus nueve poderes mágicos, virtudes que había recibido de manos del propio Olodumare, estos se correspondían con nueve colores, mismos tonos que posteriormente se correspondieron con la bandera de su reino.

Obba repartía «Justicia a su paso»

Durante su estadía en el monte la santa y sus hijos se alimentaron con mangas blancas, fruta que los religiosos le colocan hoy en día a su representación con el fin de rendirle tributo.

Cada noche partían en secreto a la ciudad para ajusticiar a todo aquel que se había burlado de su apariencia, sembrando el terror entre las calles de Takua nombre que recibía dicho reino.

La diosa Oshún y el adivino Orula hacen ebbó para devolver a Obba la bondad

La noticia de los asesinatos se había extendido en la región como pólvora, llegando a los oídos de Oshún y Orunmila, santos que decidieron poner fin a toda esta situación.

Juntos hicieron ebbó para devolverle a Obba la bondad que le habían arrebatado y partieron a su encuentro en el monte.

Al llegar a su destino le ofrecieron tributos a Obba y le dieron una corona que disimulaba su defecto físico.

La santa tuvo tiempo para reconocer su gran error de cobrar la vida de quienes la habían ofendido y en su lugar decidió perdonarlos y seguir adelante.

De este modo la bondad volvió a florecer en su corazón y a pesar de que las cicatrices físicas nunca le permitieron olvidar esa etapa tan sangrienta y dolorosa de su vida le dieron la inteligencia y sabiduría necesarias para superar ese momento tan difícil.