A la trilogía que forman Oyá, Obba y Yewá, se le conoce como las Diosas Muerteras o Guerreras temerarias, aquellas relacionadas con los secretos de la muerte y con el tratamiento de los Eggunes, son las que trasladan las almas de las personas al fin de su existencia terrenal.
Ellas habitan en los cementerios y son vistas en trilogía, como un inmenso poder natural que puede actuar sobre los espíritus y guiarlos.
Oyá, madre de Eggunes
La diosa de la centella y dueña de las tempestades es la primera de las muerteras junto a sus hermanas Obba y Yewá.
Oyá ejerce un fuerte poder sobre los Eggunes por ser madre de nueve de ellos. Habita en la puerta de los cementerios y no se asienta.
Es una guerrera y su furia desata las más fuertes tempestades. Pero también los vientos de Oyá portan el polen de diferentes plantas de uno a otro lugar y la Diosa nos proporciona el oxígeno para el aire que respiramos, para mantenernos vivos y en funcionamiento.
Obbá, diosa del monte y los cementerios
Obbá es la Orisha del río que lleva su nombre y forma junto a Oyá y Yewá, la trilogía de las muerteras, poderosas diosas de los eggunes.
Deidad que habita en el cementerio y en los montes en los que quedan abandonadas las almas. Es hija de Obatalá y Yembó, hermana de Oyá y Yewá.
Su patakí cuenta que fue amante de Shangó, el Dios del fuego y por él se cortó una oreja. Luego fue desterrada a vivir a los montes en soledad. Y finalmente, hizo de los cementerios su hogar.
Yewá, la soledad entre las tumbas
Yewá o Yegguá en la mujer es la pureza, la castidad, la virginidad y la esterilidad.
Es la Orisha que representa la soledad, la contención de los sentimientos, la dueña de la sepultura, que habita en solemne culto entre las tumbas y los muertos.
Su tarea consiste en llevar los eggún o espíritus de los difuntos a Oyá y es la que baila sobre sus tumbas.
Es la hermana de Oyá y Obbá y compañera de Babalú Ayé.
Oyá, Obba y Yewá son Orishas guerreras y luchadoras, protectoras del camposanto, su relación con la muerte es intrínseca. Son deidades de respeto y aunque su culto se relaciona con la oscuridad y la muerte, son bondadosas, fieles y entregadas al amor.
Las tres diosas de la muerte representan algunos de los preceptos más importantes de la religión yoruba, como son el respeto a los ancestros, la guía espiritual y la reencarnación.