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¿Cómo Elegguá le salvó la vida a Shangó?

Patakí de Elegguá y Shangó

Mucho se cuenta en las leyendas que Dadá Obañeñe fue quien crío a Shangó cuando Obbatalá lo expulsó. Y los patakí yorubas dicen que el Dios del Trueno fue salvado por su hermano Elegguá, señor de los caminos e incansable protector de los hogares.

Shangó es el Orisha de la justicia, de los rayos, del trueno y del fuego en el panteón Yoruba y se le caracteriza como poderoso y varonil, histórico y divino. Dueño de los tambores, del baile y la música, deidad con físico imponente y repleto de alegría por la vida, de disfrute por los retos y de coraje y osadía.

Mientras, Elegguá es el primer Orisha que se recibe, igualmente es el primero del grupo de los cuatro guerreros y es dueño de los caminos y mensajero de las deidades. Alegre, juguetón y travieso como un niño, en los caminos lo encuentran vigilando todo lo que sucede, decidiendo la felicidad de los hombres.

También en las celebraciones y ceremonias Elegguá es el primer Orisha que se atiende, para todo es el primero. Es un guerrero y defensor de aquellos que eligen seguir sabiamente sus caminos.

Patakí de los hermanos Elegguá y Shangó

Cuenta el patakí que se supo con espanto que Obatalá, el dueño de todas las cabezas, de los pensamientos y la pureza, había mandado a matar a su hijo Shangó, enterado como estaba de la traición de Oggún, el dueño de los hierros y el monte.

Debido a esa traición, Obatalá mandó a ejecutar a todos los hijos varones. La muerte había sido encomendada en un día de lluvia, a varios mensajeros entre los que se encontraba Elegguá.

Pero al nacer Shangó, Elegguá, su hermano mayor, lo salvó ocultándolo de los demás cazadores y luego se lo llevó a su hermana mayor Dadá, para que lo criara.

Y durante mucho tiempo los mensajeros de Obatalá buscaron por todo el territorio, por barrancos y colinas, en vano intento por encontrar al niño perdido Shangó que Elegguá había entregado en secreto a Dadá Obañeñé para que lo criara.

Al transcurrir el tiempo, Obatalá cayó enfermo y Elegguá fue a buscar a Shangó para que lo curara.

El padre sabio Obatalá perdona a su hijo

Shangó logró curar a su padre y así Elegguá le imploró a Obatalá el perdón de Orula para su hermano, a lo que el Padre sabio de los orishas accedió a su pedido.

Jubiloso por el perdón de su padre y no tener que esconderse nuevamente y así poder gozar la vida, Shangó cortó una ceiba y de ella construyó un hermoso tablero, con el que le pasó a su hermano Orunmila el don de la adivinación.

Es por ello que Orunmila pronuncia las palabras “Maferefun Elegguá, Maferefun Shangó, Elegbara”. Y también por este patakí, la jerarquía de Elegguá es superior en nivel a la de Shangó.

El mensajero de los dioses, Eleguá pertenece al grupo de los guerreros junto a Ochosi, Osun y Oggún y lo caracteriza su astucia y determinación para salvar y proteger, como lo demuestra en esta historia.

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