¿Cuántas veces has escuchado «la curiosidad mató al gato»? Y no es menos cierto, porque donde usted busca, seguro que encuentra y casi siempre lo peor.
Dice Ifá que la curiosidad nos ocasiona más daño que bien, una cosa es saber la verdad y otra es ser muy pero muy curioso, a tal punto que todo lo quieras averiguar puedas o no.
Este pataki yoruba nos relata cómo la curiosidad es castigada por Olofi
Cuentan que había un chico que era huérfano y no tenía medios para subsistir y pasaba muchas necesidades.
Va al mercado con lo poco que tiene a comprar víveres y solo le queda medio peso.
Estaba tan preocupado por su situación que quejándose llegó al monte llorando.
De pronto apareció Olofin y le dijo al chico:
Ese medio peso que te queda deposítalo aquí y pide lo que desees, pero después de depositarlo no mires hacia atrás y márchate.
Así hizo el chico obedeciendo lo dicho por Olofin y llega a su casa y cuál no sería su gran sorpresa, todo lo que había pedido estaba ante sus ojos.
Las ansias de descubrir el secreto lo llevan a la desgracia
Al poco tiempo pasa por su casa la Ayapa (jicotea o tortuga) y le dice que si podía brindarle albergue y este responde, que con gusto podía quedarse.
La Ayapa al ver cómo vivía el chico de bien comienza a preguntarse cómo podía vivir así si era huérfano y no tenía trabajo.
Comienza a tratar de enterarse el porqué de tanta abundancia, quería curiosear más y descubrir lo que allí pasaba.
La tortuga habla entonces con el majá o serpiente (Eyó, Ñoka) y con la lagartija o lagarto (Aguema) para que le ayudaran y entre los tres descubrir el secreto del chico.
Entonces habla la tortuga con el gallo para que cuando viera salir al chico de su casa temprano, le avisara mediante su canto.
Al otro día el gallo (Akuko) ve salir al chico y canta, entonces despierta a la tortuga y este le da aviso al majá y a la lagartija.
Emprenden camino siguiendo al chico, siempre ocultándose para no ser descubiertos.
Olofi siempre castiga lo mal hecho
Llega el chico al palacio de Olofin y este le pregunta:
¿Has venido acompañado?
Y el chico responde confundido que no.
Olofin que todo lo sabe, manda a salir de sus escondites a los curiosos y osados, el majá, la jicotea y la lagartija.
Ellos salen y Olofin dicta como castigo que a partir de aquel día:
- El majá se arrastrará por siempre,
- la lagartija andará pegada siempre a algo y
- la jicotea siempre andará con su casa a cuesta.
Moraleja de esta Historia Yoruba:
No sea tan curioso ni en lo social ni en lo religioso si no le corresponde, porque su curiosidad puede llegar a transformarse en algo que usted no imagina y sea su perdición.
Por la curiosidad se puede perder hasta la vida.
Cada historia en la religión yoruba nos regala una gran enseñanza, de nosotros depende entenderlas y seguir el mandato de Olodumare para alcanzar nuestro destino desde el crecimiento espiritual, el amor y la fe.