En ambos patakis recogidos en Ogbe Oche el hombre se crece ante las dificultades, por lo que este odun es un Ifá de grandeza y superación.
Un pataki donde la suerte del religioso está en su tierra natal.
En este odun se describe la historia de un hombre que probando fortuna se fue hacia otras tierras donde comenzó a pasar miseria y necesidades.
Su situación era tan mala que casi nunca le alcanzaba para comer ni satisfacer sus necesidades básicas.
En esta tierra donde el hombre era un extranjero, vivía Orunmila el gran adivino de Ifá quien lo consultó y le recomendó bajo este odun que regresara a su región natal donde una gran sorpresa le aguardaba.
Al salir a la calle el hombre no tenía idea de cómo iba a pagar el viaje de regreso a su lugar de origen.
Entonces en medio de un revuelo la justicia lo tomó cautivo trasladándolo a una cárcel de su tierra natal para que pagase por un crimen del que se le acusaba.
Al llegar allí las autoridades se dieron cuenta que este no era el hombre que estaban buscando por lo que tuvieron que liberarlo.
A pesar del mal rato que había pasado sentía mucha satisfacción por haber vuelto a su pueblo.
Estando allí unos familiares le trajeron la noticia de que había recibido una gran herencia volviéndose de repente rico.
El complot de las aves contra el loro
En cierta ocasión Olofin mandó a buscar a todas las aves de la tierra y la reunió en su palacio para realizar una importante asamblea.
A la medida que fueron haciendo su entrada se les indicó que ocuparan el puesto que les había sido asignado.
Cuando llegó el loro con su brillante plumaje blanco los otros pájaros sintieron envidia de él al ver que iba a sentarse junto a Olofin, por lo que le arrojaron tintas de colores con el objetivo de dañar sus plumas.
Al hacer su entrada Olofin y ver lo sucedido quedó muy sorprendido, al ver todas las rarezas que había sufrido el loro, y quiso ayudarlo.
Por más que intentaron quitarle al loro las tintas jamás pudieron hacerlo pues los pigmentos de colores habían penetrado profundamente sus plumas quedando manchado para siempre.
Olofin quien se sentía ofendido por esto, indicó que en pago a la ofensa sufrida por el loro todos los consagrados en la regla de Osha Ifá desde ese día llevarían sobre su cabeza una pluma de loro y de esta forma intentaría resarcir el daño que el loro había sufrido.