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Pataki: El matrimonio entre Olokun y Orisha Oko el labrador

Pataki de Olokun y Orishaoko

Transcurría un día soleado como otro cualquiera, el mar se divisaba calmado mientras que a lo lejos se contemplaba una silueta humana que se acercaba marcando un paso despreocupado y sereno, era el joven Orisha Oko, quien andaba paseando distraído con el hermoso paisaje que lo rodeaba.

De entre las espumas que rompían contra el arrecife asomó inesperadamente un hermoso rostro femenino.

El Orisha quedó anonadado ante tanta belleza, temiendo ser traicionado por sus ojos le dirigió la palaba a la doncella, para estar seguro de no encontrarse sumido en un sueño profundo.

La historia: El amor entre Olokun la deidad de las profundidades y Orishaoko

Olokun en el mar

Sus miradas se cruzaron mientras sus corazones palpitaban de forma agitada, un sentimiento confuso invadía sus cuerpos, era una combinación de atracción física con esa extraña sensación de sentirse como viejos conocidos, pero desconocer al mismo tiempo de previos encuentros entre sí.

Después de una larga y tendida conversación ambos jóvenes se dispusieron a regresar a sus viviendas, más sus mentes quedaron conectadas como si se tratase de un trance poderoso que nunca finalizaba.

Esa noche mientras la luna se posesionaba como señora del cielo el joven agricultor no pudo conciliar el sueño lejos de la imagen de la bella Olokun, quien no salía de su cabeza.

Era tan fuerte la atracción que sentía por la damisela que acudió a su casa para pedirla en matrimonio.

El secreto de Olokun que no debía revelarse

Su padre como celoso protector le explicó a Orisha Oko que su hija era muy bella pero que en su cuerpo existía un secreto, el que jamás debía revelarle a nadie, el labrador gustoso aceptó con disposición los consejos de su futuro suegro y pasados unos días contrajo nupcias con su amada.

La noche de bodas trajo consigo muchas sorpresas, mismas que dieron un giro de 360 grados a la naciente relación, aunque no había ya que hacer respecto a lo acontecido.

El tiempo pasó y la joven pareja intentó llevar una convivencia armónica repartiéndose en partes iguales las tareas del hogar.

Mientras Orisha Oko labraba los campos su esposa vendía las hortalizas en la plaza del pueblo, cierto día la doncella regresó al hogar con el producto intacto pues no había conseguido sacar ninguna ganancia sobre su mercancía.

Su esposo que se encontraba furioso la recibió encolerizado y comenzó a hacerle reproches y reclamaciones llegando al punto de faltarle el respeto.

La ira de Olokun inunda la tierra

Triste y colérica se marchó Olokun a su casa en el océano, fue tanto el dolor que sentía y la ira que comenzó a inundar la tierra con sus olas provocando con esto grandes desastres.

Orisha Oko quien era el responsable de tales desacatos acudió a la casa de su suegro con el fin de suplicarle clemencia y ayuda para aplacar el despecho que sentía Olokun.

Este envió a Yemayá, la hermana de la deidad con una gruesa cadena y ordenó que la contuviera en el fondo del mar, con el fin de salvar a la humanidad del caos que la santa había desatado.

Desde ese entonces Olokun vive en las profundidades del mar y cuando recuerda el ultraje sufrido a manos de Orisha Oko desata sus olas desbordando con ímpetu el mar sobre la tierra.

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