Orunmila el gran adivino vivía en el mismo reino que Elegguá, cierto día el Oráculo decidió emprender un nuevo camino con la finalidad de explorar otras tierras pues sus intenciones eran las de ofrecer sus conocimientos a quien los necesitara.
En estas andanzas fue aprisionado por error, sufriendo encarcelamiento y como no era conocido en esos rumbos por ningún ciudadano nadie se atrevía a dar fe de sus buenas acciones para que de este modo el oráculo quedara en libertad.
En esos azares del destino pasaron los días, Elegguá ya comenzaba a preocuparse pues no tenía noticias sobre Orunmila, mientras tanto el Oráculo planificaba un modo de verse libre de su encierro.
Orula convoca la ayuda de las Hormigas
Al ver que ningún ser humano se ofrecía a ayudarle buscó refugio en la naturaleza y sus animales al ser esta la fuerza poderosa que reina sobre el mundo.
Para esto convocó la ayuda de las hormigas por ser las diminutas criaturas sus únicas compañeras.
Las hormigas se sentían agradecidas con Orula por los bienes que la deidad les había propiciado en antaño por lo que asumieron su petición con gran empeño y precisión.
El sabio Orula descompuso pieza a pieza su ékuele para que las hormigas unidas pudieran transportarlo hasta la morada donde se encontraba el Orisha dueño de todos los caminos.
Elegguá se entera que el adivino está en problemas
Tras una larga travesía y venciendo muchos obstáculos las pequeñas hormigas entregaron a Elegguá la herramienta con la que Orunmila consultaba y este supo de inmediato que su amigo estaba en problemas.
Guiado por el rastro que habían dejado las hormigas el santo más pequeño emprendió un viaje con el fin de liberar al gran adivino.
Una vez llegado al pueblo comenzó a hablar a todos sobre las virtudes que poseía Orula y su misión como oráculo de Ifá, propuso entonces que fuera liberado para que a través de sus dones ayudase a la región a prosperar como era debido.
Orunmila marca ebbó y da desenvolvimiento al pueblo
Una vez lejos de las rejas el Orisha que viste de verde y amarillo tomó su tablero y demás atributos y marcó un ebbó con el fin de que todos los presentes pudiesen encontrar desenvolvimiento.
Pasados dieciséis días, número que establece la marca de Orunmila, los lugareños comenzaron a ver las mejoras gracias al ritual que el sabio había indicado.
Motivo por el cual adquirió renombre y cariño entre los pobladores, siendo entonces preciso que acudiera a otras regiones del mundo con el fin de ayudar a los desvalidos, brindar protección a los desamparados, establecer combates contra las fuerzas del mal y proporcionar salud a los enfermos.