San Lázaro es una de las deidades más veneradas en Cuba. Figura de mitos y leyendas, de curaciones milagrosas y de increíbles relatos.
En San Lázaro Bendito se da la confluencia de dos personajes distintos, dígase de San Lázaro, amigo de Jesús y canonizado por la Iglesia Católica Romana y Lázaro, pobre mendigo representado como un anciano que viste harapos y usa un par de muletas, con las piernas llenas de llagas y rodeado de perros.
La veneración del santo es tan antigua que se describe desde el siglo III, cuando ya se realizaba una gran procesión a la tumba de San Lázaro en Jerusalén.
En Cuba, el culto se extiende por siglos y los devotos le ofrecen al santo grandes ofrendas y sacrificios, cada día 17 de diciembre, día en que muchos cumplen promesas y visten con tela de saco en su honor.
Cada año la peregrinación al Santuario de San Lázaro para rendirle tributo, supera los 15 000 creyentes que van allí a agradecer, a rezar y meditar y a implorar sus milagros.
Babalú Ayé, sincretismo y religión
San Lázaro, santo de la iglesia católica, se asocia con Babalú Ayé, orisha de la religión yoruba adorado en la santería cubana.
Se le identifica a esta deidad africana con el Viejo Lázaro como le llaman cariñosamente sus devotos, porque es el orisha sanador de la lepra, la viruela, las enfermedades venéreas, de la piel y en general de las pestes y la miseria.
También a Babalú Ayé se le rinde tributo el 17 de diciembre, en el panteón yoruba. Los cubanos le rezan por curaciones, protección y salud en general.
Entre las ofrendas más típicas que se le brindan al orisha en los altares ese mismo día, está el maíz tostado, mazorcas de maíz asadas, pan quemado, pescado y jutía ahumada, cocos, cocos verdes y también se inmolan chivos con barba, gallina de guinea, y palomas.
San Lázaro y Babalú Ayé, rezos por la salud y el bienestar
En el Santuario ubicado en El Rincón, la efigie se coloca en las afueras de la iglesia, pues por norma la institución no reconoce al San Lázaro que veneran los devotos.
Cerca de la estatua, una fuente emana un chorro de agua que, según las leyendas populares, fue bendecida por la deidad.
Usualmente, los creyentes mantienen en secreto los milagros de San Lázaro y Babalú Ayé, pero tan grande es la devoción que se sabe de familias que llevan inmensas ofrendas a la deidad y muchos son los que hacen grandes sacrificios para implorar curaciones.