Milagros y rezos a "San Vito" ► Protector de los que padecen epilepsia

San Vito de Lucania es el patrono de los más jóvenes nombrados por la iglesia católica, pues su leyenda dice que fue torturado con solo siete años de edad.

Es uno de los 14 santos auxiliadores de la Iglesia Católica y se le reza como protector de aquellos que padecen epilepsia.

San Vito nació en el año doscientos noventa d. C., en una temporada donde está religión empezaba a ser objeto de prosecución y calvario en quienes la defendían y practicaban.

Fue educado con los maestros Santa Crescencia y San Modesto, quienes lo instruyeron en saberes morales, religiosos y humanos y lo bautizaron como cristiano a escondidas.

Su martirio comenzó cuando procuró transformar al cristianismo al hijo del gobernante Valeriano, hecho que provocó que fuera preso, así como sus maestros.

No obstante, un Ángel mandado de Dios los sacó de la prisión y los 3 escaparon en navío a Roma.

¿Conoce el milagro del santo San Vito? Leyendas de sanación

Se cuenta que Diocleciano tenía un hijo con epilepsia, en el que San Vito efectuó el milagro de sanarlo del mal que este sufría, mostrando en público su fe cristiana.

Por ello se le considera hoy en día protector de todos los que sufren la enfermedad.

Sin embargo, Diocleciano deseó obligarlo a abandonar a su fe con amenazas, pero el joven no cedió.

Así, San Vito de Lucania y sus maestros fueron víctimas de una serie de calvarios y tratos atroces que procuraban que renunciasen a su fe cristiana.

Aunque un Ángel logró liberarlos, a través de un enorme estrépito que desmoronó los altares y templos paganos, San Vito y sus maestros murieron a causa de tanto sufrimiento a lo largo del calvario.

Su cuerpo descansa en la catedral de Praga, de donde sale en procesión cada mes de agosto.

La gente asiste a San Vito para suplicar por la sanación de males como la epilepsia, sobre todo el 12 de junio, día de su festividad.

¿Qué origen tiene la expresión “Tener el baile de San Vito”?

El baile de San Vito es la forma común en la que se conoce la enfermedad de Corea de Sydenham, una dolencia neurológica en la que el sistema nervioso central se degenera y cuyos trastornos provoca movimientos corporales bruscos y convulsivos.

Se dice que, en la Edad Media, a aquellos que la padecían se les acusaba de estar poseídos y eran mandados a la hoguera para ser quemados.

Por ello, muchos se encomendaban a San Vito para que curara al enfermo, como santo salvador y auxiliador de enfermedades raras.

Otras leyendas cuentan que el santo San Vito tenía terribles convulsiones, sufrimiento causado por las torturas que recibía en Italia. De ahí, la popular frase que hoy conocemos: “Tener el mal de San Vito”

Oración milagrosa a San Vito de Lucania para hacer una petición:

Al santo San Vito se le reza haciendo uso de la misma piedad que él mostró con solo pocos años de edad, sin intenciones egoístas y pidiéndole por la salud y la cura de las enfermedades.

Así le rezamos:

San Vito, glorioso mártir de Cristo, en tu niñez estuviste expuesto a tentaciones violentas y peligrosas,
Pero en el temor de Dios y por el Amor de Jesús venciste valientemente.
Oh, amable, joven santo, te imploro por el amor de Jesús,
Que me ayudes con tu poderosa intercesión, para vencer las tentaciones del mal,
Para evitar toda ocasión de pecado y así preservar impecable la túnica de la inocencia
Y la gracia santificadora
Y para llegar un día sin mancha al tribunal de Jesucristo
Y que así puede disfrutar por siempre e la visión beatífica de Dios que se promete a los puros de corazón
Que, por tu intercesión, San Vito, amable santo,
Obtenga las gracias que te solicito y una debida estimación del valor de mi alma
Y de su redención por la sangre preciosa de tu Hijo Jesucristo,
De modo que, para su salvación, lleve con paciencia y fortaleza, todas mis pruebas de vida
(Hacer la petición)
Joven siervo y heroico mártir, sé también guía y protector de los jóvenes cristianos,
Para que, siguiendo tu ejemplo, puedan, después de un combate victorioso,
Recibir la corona de justicia en el cielo a través de Cristo Nuestro Señor,
Amén