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Yemayá, Olokun y Oshún: 3 Orishas que representan al elemento Agua

Yemayá, Olokun y Oshún

La religión yoruba le otorga gran importancia al agua, como elemento divino y purificador. Por eso, varias deidades del panteón yoruba representan las fuerzas de las aguas del mundo.

Ejemplo de ello son:

  • Yemayá, reina orisha de los mares
  • Olokun, dios de las profundidades del océano
  • Oshún, representante de las aguas dulces y ríos
  • Obba, dueña de los lagos y las lagunas
  • Naná Burukú, deidad de pantanos y manantiales

Incluso a la dualidad Yemayá-Oshún, dos de las más importantes orishas del culto yoruba, se le reconoce como las Reinas de las Dos Aguas, representando la unión del sagrado líquido en el planeta.

Patakí sobre el agua y el principio del mundo

Pataki sobre el agua

Un patakí yoruba cuenta que al principio en el mundo solo había fuego y rocas ardientes. Entonces Olofi, el Todopoderoso, convirtió el vapor de las llamas en nubes. De las nubes bajó el agua que apagó el fuego.

Y en los huecos enormes entre las rocas se formó Olokun, el Océano y el agua hizo venas en la tierra para que la vida se propagara. Esa es Yemayá, la Madre de las Aguas.

Por eso también se dice que antes que nada existiera, Yemayá estaba tendida cuan larga era y de repente dijo: «Ibí bayán odu mi: Me duele el vientre», y de ella salieron los ríos, los orishas y todo lo que vive sobre la tierra.

El agua, como vemos, es una de las fuerzas naturales más poderosas y alabadas en la religión yoruba, utilizada en hechizos, limpiezas purificadoras y en numerosas ceremonias y considerada como fuente de vida.

Conozcamos la relación existente entre el agua y algunas de las máximas deidades del panteón yoruba:

Yemayá, la Reina y Madre de los mares

Yemayá dueña del mar

Yemayá (Iya Moaye, Madre del Mundo) es una de las más grandes deidades del panteón Yoruba, considerada Madre de los Dioses, ya que de ella nacen todas las cosas de esta Tierra, como también de los mares surge la vida.

Es la dueña de las aguas y representa al mar, fuente fundamental de la vida en el planeta. Por eso se dice que «el santo nació del mar» (el caracol fue el primero que habló y les dijo a las criaturas lo que tenían que hacer).

La leyenda indica que todos los humanos somos sus hijos, pues nadamos nueve meses en la placenta de la madre antes de salir al mundo.

Su nombre significa IYA MO ELLA, Madre de los Peces, y se cuenta que nació con la luna como Obatalá nació con el sol. Y es que Yemayá es tan vieja y poderosa como el padre del mundo Obatalá y de su matrimonio nacen los demás Orichas.

Yemayá puede influir en partes del cuerpo humano como el útero, hígado, pecho y nalgas.

Es la Orisha que representa:

  • la intelectualidad,
  • la creación y la vida,
  • la sapiencia y
  • los caracteres cambiantes como el mar.

La leyenda indica que por su carácter arrebatado perdió la hegemonía del mundo y se le dio solamente el dominio de la superficie de los mares.

Ella, es la patrona de las aguas saladas y de sus secretos, la que puede mantener la mar en calma, pero también enfurecerlo. Por ello es la protectora de todos los marinos, que invocan su bendición para evitar naufragios.

Ofrendas y sincretismo de la orisha Yemayá:

Sus ofrendas siempre deben incluir herramientas relacionadas con elementos marinos, y objetos elaborados a base de sus colores que son el azul claro y el blanco. También, sus devotos tienen la costumbre de llevarles rosas blancas y dejarlas en las aguas, para que adornen su templo.

Yemayá sincretiza en la religión católica con la Virgen de Regla, protectora de los marinos y representante de la bahía de La Habana. A ella, los que deben hacer un viaje por mar le rezan para que aleje los peligros que encierran las aguas.

Olokun, el Dios enmascarado del Océano

Olokun dueña del océano

Olokun es el dueño de las profundidades del mar y representa los secretos más profundos de la vida y de la muerte.

Por su poder sobre los océanos y las profundidades ocultas, es una de las deidades más peligrosas de la religión Osha-Ifá, temido y respetado por todos. Se dice que solo él conoce los verdaderos misterios de los fondos marinos y lo que en ellos se oculta.

Olokun es andrógino, y puede ser un hombre muy malhumorado o una doncella hermosa. También se le representa mitad hombre, mitad pez, y siempre baja enmascarado.

Es una deidad poderosa, terrible y sumamente misteriosa que encarna el mar en su aspecto aterrador, pero que también bendice a sus devotos con mucha salud y prosperidad.

Cuenta un patakí que, en el principio del mundo, no había más que Olorun y Olokun, pues Olokun fue origen de Yemayá.

Durante mucho tiempo Olorun y Olokun lucharon por el dominio de la Tierra y cada vez que Olorun mandaba algo a la Tierra, Olokun se lo apropiaba.

Olorun quería reinar en todas partes y Olokun, para demostrarle su poder, provocó el ras de mar. Así que hubo que pedirle a Olokun para que la Tierra volviese a existir. Tan terrible y poderoso es el Orisha de los océanos que cuando Olorun se separó de él y se fue a lo más alto, Olokun se quedó.

Fue Olokun quien quiso ahogar a la humanidad entera y a todos los animales y por ello vive atado con cadenas en el fondo del océano, junto a una gran serpiente marina que asoma la cabeza cuando hay luna nueva.

En la santería se cree que después de Oddúa, Olokun es la más alta representación de Ocha y se le adora de diferentes formas, según la rama de que se trate.

Atributos y ofrecimientos a la deidad Olokun:

Sus herramientas siempre deben representar el agua y los océanos y la comida de esta deidad muchas veces se le debe entregar en alta mar.

En la Osha Olokun nunca debe estar seco en la tinaja donde habita, pues sus inmensos poderes vienen del agua como fuerza natural, ahí reside su Ashé.

En la entrega tradicional del Orisha Olokun, la ceremonia comienza en el mar. Se llevan a su templo natural, una tinaja, una tinajita, animales y comida como ofrecimiento.

Esta sagrada ceremonia hace entrega del secreto de Olokun al religioso, mismo que porta el ashé del Orisha para que aporte al creyente salud, evolución y crecimiento espiritual.

Ochún, la Reina bella de las aguas dulces

Oshún dueña del río

Cuenta un patakí que Ochún la más bella entre las bellas, huyó del herrero Oggún y desesperada, se lanzó al río.

Arrastrada por el torbellino de la corriente, llegó hasta la desembocadura donde se tropezó con la poderosa Yemayá, madre de todos los orishas y señora del Mar.

Compadecida, Yemayá la tomó bajo su protección, y le regaló el río y las aguas dulces para que viviera. Para alegrarla, la cubrió de joyas, corales e infinitas riquezas.

Por eso es que Ochún vive en el río y quiere tanto a Yemayá. Ambas, son las Reinas de las Aguas, protectoras de las féminas y poderosas deidades del panteón yoruba.

Ochún es una Orisha mayor, dueña del amor, de la femineidad y del río. Es el símbolo de la gracia y la sexualidad femenina.  Siempre acompaña a Yemayá, como el río desemboca en el mar.

Desde sus aguas dulces la diosa asiste a las gestantes y parturientas. Pero la santa también representa el rigor religioso y por ello gusta del castigo implacable ante falsedades y crímenes.

Para rezarle y dejarle ofrendas a Oshún, se aconseja ir al río, su templo natural y representante de sus poderes. Ella estará escuchando siempre desde las aguas.

Ofrendas que se le brindan a la Diosa de amor Oshún:

Le podemos llevar Ochinchin, que es una de sus ofrendas favoritas que está preparado a base de algunos ingredientes especiales, además de:

  • palanquetas de gofio y miel de abejas,
  • olelé con azafrán,
  • dulces de todo tipo,
  • animales como palomas,
  • frutos como calabazas y muchas otras.

También son un buen gesto, los ramos de girasoles que dejamos en las riberas para que adornen la casa de la Diosa Yoruba del Amor.

Se dice que los hijos de Ochún y Yemayá están unidos por destino, como el río y el mar. Y así deberán equilibrar su vida, de la misma manera que los ríos desembocan en los mares y ambos se comunican. No pueden estancarse, sino que deben luchar por superar los problemas iendo a favor de la corriente.

Oshún sincretiza en la religión católica con la patrona de Cuba, la Caridad del Cobre, cuya leyenda cuenta que salvó a tres marineros de ahogarse en una tempestad y cuya imagen apareció flotando en las costas cubanas. A ella, también se le reza como patrona de los marineros.

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