Relata el pataki que en cierta ocasión el loro acudió a casa de Orumila para que lo registrara por encontrarse en una mala posición económica.
El gran adivino como quería ayudarlo así lo hizo marcándole la realización de un ebbó.
A la vez que le advirtió que una gran suerte le venía en su destino pero que si actuaba con avaricia la podría perder irremediablemente.
Pataki donde por avaricioso el loro pierde su Suerte
El loro no le dio mucha importancia a la realización del ebbó pues se sentía ansioso por la llegada de la suerte a su vida por lo que salió complacido de la casa de Orumila y comenzó a volar por el monte.
De repente divisó entre los árboles y la maleza una palmera que tenía unos apetitosos frutos rojos.
El loro sintiéndose afortunado e inteligente voló hacia ellos y comenzó a comerlos con gran desesperación.
El que ignora «la palabra de Orula» deberá enfrentar las consecuencias
Cuando había saciado su hambre pensó en llevarse algunos frutos para su hogar con tal de no tener que regresar a buscarlos al día siguiente cuando se le antojase comerlos nuevamente.
Por lo que tomó algunos y los colocó sobre sus alas, en sus patas tomó dos más y en su boca llevó el último que pudo cargar.
Al iniciar el vuelo el loro perdió los frutos que llevaba sobre sus alas, hecho que lo hizo sentirse triste más siguió su camino.
Después de un rato de trayecto quiso posarse en una rama para descansar recuperando fuerzas y al abrir sus patas para tomar la rama dejó caer los frutos que sujetaba.
Disgustado por haber perdido la mayor parte del cargamento abrió su pico para quejarse desperdiciando su última oportunidad de llevar a casa alimento.
De este modo el loro regresó a su casa sin los frutos, durante todo el trayecto pensó en las palabras de Orula, dándose cuenta que por avaricioso había perdido su suerte de forma irremediable.
Enseñanzas que regala este pataki a todos los religiosos
Cuando el religioso que se registra al pie de Orula saca este signo, Ifá le recomienda que debe ser muy cuidadoso y conforme, pues la suerte llegará a su vida cuando menos se lo espere y por actuar con avaricia podrá perderla.
Por estos motivos se aconseja meditar las decisiones antes de tomarlas y no querer abarcar más de lo que se puede.
En su lugar se debe agarrar bien fuerte las oportunidades que el destino ofrece que en la mayoría de las ocasiones son únicas e irrepetibles.