Desde que el mundo fue creado existió Abita, entidad maligna que se regocijaba en el daño y el dolor que sufrían otros.
Abita siempre le guardó rencor a Orunmila pues el gran adivino de Ifá iba por el mundo reparando el daño y los desastres que este creaba, devolviendo a las personas la alegría, la salud y la suerte, realidad que al maligno le molestaba mucho.
Pataki donde Abita ataca a Orula, el Oráculo de Ifá
Fue tanta la envidia y el odio que Abita sentía por Orunmila que convocó a todos los hechiceros que seguían sus doctrinas para entre todos crear un plan que sirviera para asesinar a Orula.
Después de pasados varios días crearon un polvo capaz de fulminar al adivino al mínimo contacto con su persona.
Orunmila quien desconocía del plan que se trazaba en su contra decidió consultarse.
Ifá le advirtió de los peligros que corría su vida diciéndole mediante el odun saliente que muchos enemigos se encontraban reunidos elaborando un plan para destruirlo.
Orula hace Ebbó y prepara un arma secreta contra sus enemigos
Por lo que se realizó un ebbó y tomó una serie de precauciones preparando entre tantas cosas un arma secreta que le permitiese defenderse en el momento preciso.
La cual fue sacada del monte con la ayuda de Oggún por ser dicha herramienta una planta capaz de derrotar a sus enemigos con solo tocarlos.
Una mañana en el camino Orula y Abita se encontraron comenzando a pelear en el acto.
De repente en un descuido de Orula, Abita le sopló el polvo que había preparado con la ayuda de sus secuaces cayendo al suelo desplomado el oráculo de Ifá.
Abita sintió mucha satisfacción al ver lo sucedido y con la ayuda de sus seguidores cargaron a Orula hacia una choza del pueblo.
Una vez allí comenzaron a enseñar a todos como gracias a ellos, Orula yacía sin vida sobre la mesa.
Abita y todos los enemigos de Orula son vencidos con una herramienta poderosa
Entre tanto júbilo por su victoria Abita mandó a colocar una guardia permanente junto a Orunmila, pues aún después de muerto este le temía.
Dejando las órdenes claras de que si Orula milagrosamente se levantaba no podrían dejarlo llegar hasta su tablero, pues si esto sucedía él avisaría de lo sucedido a los Irunmoles de Olodumare y estos vendrían a rescatarlo.
Lo que estos desconocían era que Orula no estaba muerto, sino que había perdido la consciencia momentáneamente pues su ebbó lo había librado del poder fulminante del polvo de Abita.
En el momento preciso el gran adivino de Ifá se levantó de la mesa y tomando una rama de Pomarrosa fue venciendo a sus enemigos con solo tocarlos.
Entonces Abita comprendió de la grandeza de Orula, misma que lo había llevado a ser el principal de los Orishas.