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Ika Meyi: El hombre que obtuvo su corona siguiendo la palabra de Ifá

Corona Ika Meyi

Cuando Ika Meyi llegó a la tierra yoruba no tenía corona.

Su juventud era el motivo que lo alejaba de la tan anhelada tiara, por lo que tuvo que comenzar a pensar en una variante para obtenerla, pues poseer una corona era todo lo que este hombre había deseado.

Pataki donde cumpliendo con Orula y haciendo ebbó se alcanza el objetivo

Ika Meyi abatido fue a visitar a Orumila el gran adivino de Ifá para que le indicara cómo poder hacer realidad su deseo.

El Oluo le aconsejó que hiciera ebbó con una rata, un gallo y una tortuga, pues dicho sacrificio le sería de gran provecho para alcanzar su objetivo.

Después de realizado el ebbó, Ika Meyi fue llamado por el rey para que le ayudase a resolver una situación difícil que aquejaba al pueblo.

El hombre accedió a prestar su ayuda y gracias a esto el problema se vio anulado.

La acción de Ika Meyi llegó a oídos de Olofin quien decidió premiarlo para que su buena actitud no pasase desapercibida, enviándole la corona que este tanto había anhelado.

Acompañando la tiara le obsequió también lujosas prendas de vestir y un bastón de ébano, instrumento que le daría la gloria que merecía recibir.

Cuando Ika Meyi recibió los regalos se puso muy contento.

Y al contemplar la corona en sus manos sintió mucha dicha y pensó que su deber era no hacer nada que pudiese hacerlo perder el honor que recién había obtenido por parte de Olofin.

Entonces se colocó todos los atuendos y partió hacia el palacio para agradecer todos los presentes.

La envidia y el odio que recibía Ika Meyi se desvaneció con el poder de Orula

Al llegar al palacio el rey lo recibió con mucho cariño y admiración y al verlo tan bien vestido el resto de los Oluos se sintieron celosos de él y comenzaron a murmurar a sus espaldas, utilizando frases hirientes cargadas de mentiras, envidia y odio.

A pesar de la cálida bienvenida que había tenido por parte del monarca, Ika Meyi no se había terminado de sentir feliz pues la actitud de los sacerdotes de Ifá hacia él había sido hostil.

Al anochecer Ika Meyi sentía un gran peso sobre sus hombros, le zumbaban los oídos y tenía una rara sensación de angustia.

Este acudió nuevamente a casa de Orula, el oráculo lo miró y le dijo que:

La única manera que existía para que este viviera feliz y sin las miradas lascivas de sus enemigos era inmolándole un chivo a Elegguá.

Ika Meyi así lo hizo y vivió muchos años sobre el plano de la tierra, honrando su corona y cumpliendo con la palabra de la Osha-Ifá. 

Conociendo más sobre el ebbó y su poder en la Osha-Ifá:

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