En lo más profundo de la selva africana vivían los Orishas Oshún, la reina de la miel de abejas, Oggún el dueño del hierro, Kawó Silé el señor del rayo y Orunmila el gran adivino.
Para ese entonces Orula se encontraba gravemente enfermo, al paso de los días empeoraba su estado de salud, el oráculo al percatarse que la enfermedad no cedía decidió consultarse y tiró su ékuele, marcándole Ifá la realización de un ebbó (limpieza).
La bella Oshún sintió pena de la situación de Orunmila y decidió visitarlo con el fin de informarse sobre su salud.
Al llegar al ilé (casa) del adivino la santa se percató que este necesitaba hacer ebbó para salvarse, pero no podía recolectar los ingredientes necesarios para su elaboración por el estado físico en el que se encontraba.
Oshún ayuda a Orula a hacer ebbó
La deidad bienaventurada emprendió la búsqueda de los materiales para efectuar el ritual de Orula en los rincones más recónditos de la selva.
Al final del día pudo recolectarlos todos y regresó a la morada donde el Oráculo la esperaba ansioso, una vez recibió en sus manos los menesteres requeridos se hizo el ebbó y sanó de forma secreta.
Shangó quien se encontraba casado con Oshún sintió celos de la situación, más no dijo nada a su esposa.
A la mañana siguiente la santa emprendió el camino para visitar a Orula junto con Oggún quien la acompañaba. En ese preciso instante Kawó Silé prendió fuego a la casa de Orula desbordando venganza.
El ebbó salva a Orunmila de la venganza de Shangó
Lo que el rey del rayo no sabía era que Orunmila se había registrado antes que saliera el sol y previendo la situación se hallaba refugiado en la manigua.
Al ver a lo lejos la choza en llamas, Oshún y Oggún corrieron para auxiliar al adivino, al encontrarse próxima al fuego Oshún se lanzó a las llamas pues desconocía que Orula había sanado y lo pensaba aun moribundo y débil, sin posibilidades para escapar por sí solo.
Ahogada por el humo y quemada por las brasas abandonó la casa al no encontrar a Orula en su interior, fue entonces que Oggún quien trataba de extinguir el fuego desde afuera divisó al Oráculo en la manigua.
Orula declara a Oshún, su apetebí
Oshún con lágrimas en los ojos corrió a su encuentro, Orula que presenciaba el acto desde la distancia decidió que desde ese día la santa comería con él y sería la única deidad autorizada para atenderlo directamente.
Desde entonces Oshún acompaña y sirve siempre a Orula, tal es así que se encuentra reflejada su presencia en las cuentas amarillas del ildé y el collar que Orunmila entrega a sus hijos.