Espiritismo científico en Cuba: La historia de Asunción, santera y practicante

La presencia sobre el plano terrenal de espiritualidades ancestrales ha sido el sólido cimiento sobre el que se han edificado las prácticas del espiritismo en Cuba.

Desde tiempos remotos el conocimiento de la vida más allá de la muerte ha motivado la investigación de tan autóctona expresión de cubanía, dejando claro al espectador la razón por la cual Fernando Ortiz planteara que Cuba fue y seguirá siendo un ajiaco cultural.

Desde el Cabo de San Antonio hasta la punta de Maisí el ejercicio del espiritismo ha estado presente.

La región más Occidental de la Isla defendió las antiguas corrientes de sanación avaladas en elementos naturales y rezos, en la capital y parte del centro del país primó la doctrina del espiritismo científico, llegando a erigirse escuelas para abundar en dicha disciplina, mientras que en el Oriente del país sobresalieron el espiritismo de cordón y las corrientes religiosas obtenidas bajo la influencia de la migración haitiana que tuviese lugar en la mayor de las Antillas cientos de años atrás.

El Espiritismo: Legados e historias

De historias de espiritistas famosos propongo quede confeccionado un libro, a través del que se guarden sus datos y hazañas para que las futuras generaciones que se sientan identificadas con esta vertiente religiosa tengan la posibilidad de conocer a los hábiles videntes que los precedieron y rescatar de algún modo las biografías de aquellos que pasaron al anonimato por no existir quien contara sus historias.

Si de grandes espiritistas nos referimos cito a Leocadia, quien acompañada por el hermano José realizara el bien sobre la tierra ayudando a muchas personas a cambiar el curso de su destino hacia el sendero de lo correcto y la prosperidad.

Siendo diariamente visitada por los fieles que no dejan morir su legado al acudir a la necrópolis capitalina Cristóbal Colón, donde he sido testigo de los actos de agradecimiento que en nombre de la fe el pueblo religioso ha depositado sobre la tumba de la estrella de nueve colores, lugar donde sus restos mortales reciben descanso eterno.

Asunción: santera, espiritista y practicante

Cuando la historia del espiritismo en Cuba narre sus más interesantes anécdotas tendrá que hacer un apartado especial para referirse a una mujer que desde su condición de madre y ciudadana humilde lo dio todo en el desempeño del espiritismo científico.

Hago alusión con estas palabras a Asunción, una santera mayor y espiritista que guiada por las orientaciones de su Eggún principal diera solución a grandes conflictos planteados ante su persona por parte de los ahijados que se resguardaron bajo el abrigo de su casa religiosa.

Cuentan los que la conocieron que no necesitó en muchos momentos apoyarse en un vaso con agua ni en una vela encendida para vaticinar el futuro y que sentada en la mesa del comedor de su casa justo de frente a la calle hacía llamar a los transeúntes para comunicarle el alivio y en otras ocasiones la solución de sus problemas sin llegar a lucrar con estas acciones.

Asunción tenía dones de curandera, así constan saber quiénes se apoyaron en sus milagrosas manos para poner fin a las dolencias que los mortificaban, sin llegar a encontrarse cegada ante la necesidad de la valoración por parte de la medicina cuando la situación lo ameritaba.

El Caballero de los Nueve Príncipes Negros

El espíritu que acompañaba a Asunción, cuyo nombre no menciono por respeto hacia la compartimentación de su familia, fue traído a Cuba como tantos esclavos, con la diferencia de no haber sido sometido a los horrores brutales de la esclavitud en la Isla.

Este eggún se caracterizó por su carácter jaranero, por ser un hombre en toda la extensión que puede albergar esta palabra y por según él mismo, haber comunicado encontrarse consagrado en las prácticas de la religión yoruba.

El apoyo de este guía espiritual fue fundamental en el tránsito de la vida de Asunción, quien con sus consejos y visiones fue capaz de conducirse por el camino correcto de la vida, librándose en múltiples ocasiones de los desmanes que los osogbos ocasionan en el destino de los religiosos.

El templo religioso fundado por esta gran espiritista recuerda sus enseñanzas y rinde perenne homenaje a su guía espiritual cada año, en el día que se celebra a la Virgen de Nuestra Señora de Loreto, siendo recordado este sabio espíritu como el caballero de los nueve príncipes negros.