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7 Jaculatorias para tener a Dios cerca de nuestro corazón y su significado

Jaculatorias a Dios

Las jaculatorias son oraciones breves que permiten que el religioso sienta la presencia de Dios en su hacer cotidiano.

Son mensajes de amor, versos que infunden ánimo, expresión de cariño y de misericordia que pueden ser usados en cualquier ocasión.

Dichas jaculatorias forman parte de la confección del promesario, pequeño tarjetero en el que el religioso busca el mensaje del creador.

Generalmente en los hogares se hace uso de este para iniciar el día con unos versos, palabras que actúan como guía conductual.

¿Conocías estas Jaculatorias hermosas?

1. Comencemos a servir, lo que hemos hecho hasta ahora es poco y nada.

Estas palabras pertenecientes a San Francisco de Asís constituyen un mensaje de aliento hacia la vida y la exploración y explotación de nuevos horizontes y talentos.

2. Corazón dulcísimo de María, prepárame un camino seguro.

San Josemaría expresó el poder de la Virgen madre de cristo para disipar las adversidades del camino del hombre y asegurar de esta manera que el ser humano llegase seguro a su destino.

3. Señor, auméntanos la fe.

Los Apóstoles dejaron en claro que sin fe el hombre no llegaría a ninguna parte, pues es necesario este bien preciado para:

  • Ir en búsqueda de lo que se desea,
  • preservar lo que se tiene y
  • creer que un futuro mejor es posible y está por venir.

4. Corazón sacratísimo y misericordioso de Jesús, danos la paz.

Esta jaculatoria pertenece a las oraciones recogidas y evocadas al Sagrado Corazón de Jesús.

Imagen del creador en el que se expone su amor y sacrificio por la raza humana.

Con este verso se busca hallar la paz, virtud tan necesaria en estos tiempos donde el mundo atraviesa por un momento tan convulso.

5. Santa María, Madre del Amor Hermoso, enséñame a amar.

San Josemaría pide con estas palabras le sea concedida a la humanidad la virtud de encontrar en el amor la fuente inagotable de todas las riquezas espirituales que alimentan al alma.

6. Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí que soy un pecador.

La Confesión es el acto sagrado en el que se busca el perdón de los pecados entregándole nuestro arrepentimiento a Dios, para hallar paz interior y conducir nuestros pasos por el sendero correcto.

7. Que todo se hunda menos mi oración.

San Alberto Hurtado deja en claro con esta intervención la importancia de sostener la fe y la oración por encima de las adversidades, pues la plegaria salva y reafirma la voluntad de cumplir el designio de Cristo.  

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