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Historia de Olokun, la deidad misteriosa de los océanos

Olokun historia

Olokun es misterio, pez azul que vive en el mar, dueño de las profundidades del océano, es andrógino, es decir, que es un ser humano que posee características tanto masculinas como femeninas.

Es el Orisha que representa los secretos más profundos de la vida y de la muerte. Es él, el mar colérico y atemorizante.

Por ese poder sobre los océanos, las oscuridades de lo desconocido y las profundidades ocultas, es una de las deidades más peligrosas y poderosas de la religión Osha-Ifá.

De hecho, la leyenda cuenta que Obbatalá lo encadenó al fondo del océano, cuando intentó matar a la humanidad con un diluvio, su ira era tan inmensa que solo el sabio padre de todos, pudo calmarlo.

Sin embargo, es conocido que Olokun con su poder logra bendecir a sus devotos con salud, prosperidad e incluso con evolución material, debido a que a él le pertenecen todas las riquezas del mar.

Olokun, temible rey de las profundidades

Según la mitología yoruba no se sabe exactamente quiénes son los padres de Olokun o si es que fue concebido por la unión de un hombre y una mujer o fue creado gracias al poder de un ser supremo, por ello él representa los secretos de la vida y del fondo marino.

Los misterios de su existencia están tan escondidos como el fondo más profundo de las aguas del mundo.

Son varias las historias alrededor de Olokun y todas hacen énfasis en su cualidad de andrógino, pues a veces se indica que este personaje es un hombre muy malhumorado y otras veces se dice que es una doncella totalmente hermosa, madre de hijas muy bellas.

Yemayá y Olokun, dos Orishas y un mar

En algunas prácticas de la Regla de Osha se enseña que no se pueden unir los cultos de Yemayá y de Olokun en uno solo, pues Yemayá se encuentra viviendo en la superficie del mar y Olokun en las profundidades del océano.

Existen varias leyendas que presentan a Yemayá como hija de Olokun, por ello su relación con el mar. Otras historias cuentan que “Olokun, el señor del mar, es el dios del mar de los yorubas, es uno de los que vinieron del cuerpo de Yemayá”. Lo que sí queda claro es la estrecha relación de ambas deidades.

En el mismo mar, la residencia de Olokun es en las profundidades, pero Yemayá reside en la superficie y también vive en las olas.

Por su cercanía en cuanto a poderes de la naturaleza, se encargan de proteger al otro, aunque Olokun además de protegerla también respalda el poder de Yemayá.

Patakí, la historia de Olokun encadenado en el océano

Cuenta el patakí que Orisha Oko, el dueño de las cosechas del mundo, vio un día asomar en la marea el rostro de una joven muy hermosa, y le preguntó su nombre y sobre quien era su padre, a lo que ella respondió que se llamaba Olokun y era hija del sabio Obatalá.

El labrador prendado de su belleza decidió pedirla en matrimonio. Obbatalá lo escuchó y le contestó que su hija tenía un hermoso rostro pero que tenía un defecto también, y solo se la daría al hombre que la respetara y no le hablara de su problema físico.

Orisha Oko aceptó esa condición y en el día de su boda cuando llegaron a su casa, descubrió que su esposa, tenía el cuerpo deforme, pero no podía echarse atrás y lo aceptó.

En su vida en matrimonio, la mujer se encargaba de vender las cosechas de su marido en el mercado, pero un día no pudo vender la mercancía que le había entregado su esposo, y Orisha Oko se puso furioso y le habló de su defecto.

Olokun, se encolerizó de tal manera que se fue y se ocultó y con su enojo, a medida que iba creciendo la ira de la orisha las aguas inundaron la tierra, y las personas no encontraban refugio ante la inundación.

Orisha Oko avergonzado se dirigió hacia el palacio de Obbatalá para implorarle misericordia, y Obbatalá al comprender la vergüenza del labrador, trató de hablar con su hija. Pero la furia de Olokun era tan grande que había olvidado la obediencia y no escuchaba la súplica de su padre.

Entonces el sabio padre tuvo que tomar una decisión, buscó a Yemayá Okute y le ordenó que fuera hacia la casa de Oggún, el dueño de los hierros y encontrara la cadena más fuerte del mundo.

Yemayá Okute la consiguió y encargó a Yemayá Ashaba encadenar a Olokun en el fondo del Océano y esta cumplió con el pedido del padre Obatalá.

Desde ese momento, Olokun vive atada en lo más profundo del mar para no ver a ningún hombre, pero cuando recuerda el ultraje de su esposo, su ira inunda las tierras y el océano se vuelve colérico, desbordando sus aguas y tormentas por el mundo.

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