Rezo muy antiguo a la Virgen de la Candelaria "para pedirle un favor"

Hoy 2 de febrero es el día de la Virgen de la Candelaria, el día que celebramos a la Gran Señora, la protectora de los pueblos.

Su nombre proviene de las palabras candelero o candela, y encierra un gran significado, es esa luz poderosa e infinita que alumbra hacia los buenos caminos de la vida y de la fe.

Advocación mariana muy querida, venerada y poderosa, se le debe rezar con mucha fe y amor.

Y en su día puede ofrecerle flores, frutas o lo que usted desee darle como ofrenda a la virgencita, préndale una vela y pídale aquello que le angustia, sin olvidar agradecerle y pedirle su gran bendición.

Oración milagrosa para pedir imposibles a la Virgen de la Candelaria:

Purísima Virgen María, Madre de Dios, Reina de los ángeles y de los hombres, que a los cuarenta días después del nacimiento de vuestro Divino Hijo os presentasteis en el templo con las ofrendas que la ley prescribía, llevando al mismo tiempo a vuestro Santísimo Hijo, legislador supremo de cielos y tierra,
el que, habiendo salido de vuestro castísimo seno, os habéis dejado más pura que el sol y más hermosa que la luna.
Virgen purísima antes del parto, en el parto y después del parto, que sin tener la menor mancha que purificaros, cumplisteis con la ley de la purificación; ofreciendo al primogénito, para con su rescate darnos ejemplo de humildad y obediencia perfecta.
Yo me gozo, gloriosísima Virgen María, de las celestiales gracias que os concedió vuestro Divino Niño, y de las portentosas virtudes que en el ministerio de vuestra purificación ejercitasteis, y
os suplico, Madre mía, me concedas por ellas una perfecta obediencia a la ley Santa de Dios, a los consejos evangélicos y a las obligaciones de mi estado,
a fin de que así como vos os presentasteis a ofrecer a Jesús en el Templo de Jerusalén; así merezca ser yo presentado por voz en el templo santo de la gloria, dónde vivís y reináis con Dios Padre, con Dios y con Dios Espíritu Santo, y por eternidad de eternidades.
Bendito y Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar y la Pura y Limpia Concepción de María, concebida sin mancha alguna de pecado original, desde el primer instante de su ser natural. Amén.