Santa Cecilia la mujer que se comunicaba con Dios mediante la música deja un mensaje de paz en nuestros corazones para:
- Sosegar el infortunio de la pérdida de un gran amor o
- construir en nuestro corazón el comienzo de un nuevo romance.
La protectora del amor y mensajera de Dios
La santa de las bellas artes tocará nuestro espíritu solo si nos abrimos a ella para confesarle la cuantía de nuestra fe y la fuerza de nuestros deseos.
Esta hermosa santa de suaves melodías acude al llamado del desesperado para entregar el sosiego a su alma, de ahí la creencia popular que afirma que la música es capaz de aplacar los corazones.
Esta le entrega el poder de la oración para que el religioso se refugie en ella y mediante sus versos guíe su camino hacia el altar correcto.
Cecilia aseguraba que se conocía el amor al entregarse a Dios
Cecilia en vida contaba a las personas que era protegida por un ángel con el que guardaba un pacto secreto, pacto que era movido por el amor, el más puro y noble sentimiento que ha florecido sobre la tierra.
Esta explicaba a sus oyentes que solo se encontrarían con el ángel luego de recibir el bautismo, estos curiosos se entregaban a Dios justo para encontrar en él el amor que les faltaba.
Justo de entrega se trata el amor, pues sin sacrificio no se puede conocer el valor de los momentos, las cosas y las personas que nos rodean.
Es movido por ese sentimiento que damos el máximo de nosotros y recíprocamente recibimos de la otra persona lo entregado.
Siguiendo este ciclo se construyen las familias, las amistades y los proyectos que comenzamos y que con amor deben ver su fin solo para hacerse empresas más grandes.
Milagrosa oración a Santa Cecilia para el amor
Querida Santa Cecilia, noble romana y mártir de la Iglesia, regálame tu bendición para que pueda experimentar el sentimiento más puro y bonito que Dios creó para sus hijos.
Siembra buenas sensaciones a mi alrededor y dame la esperanza necesaria para vencer la oscuridad que no me deja ser feliz.
Muéstrame la manera indicada para conocer a la persona con la que Dios desea que comparta el resto de mi existencia y prometo agradecerte cada día.
Santísima señora de Roma permite que el amor y la felicidad guíen mi camino.
Cúbreme con tu sagrado manto para que los resentimientos nunca tomen posesión de mi corazón.
Amén.