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2 Oraciones de Allan Kardec para abrir una Misa Espiritual y su significado

Oraciones de Allan Kardec

Las misas espirituales son los eventos religiosos en los que los seres humanos evocan a sus espíritus con la ayuda de los médiums.

Para realizar esta actividad se hace necesaria la presencia de la bóveda espiritual, la que debe encontrarse siempre limpia y atendida.

Con una luz de testigo se abre la reunión con las siguientes oraciones de la autoría de Allan Kardec.

¿Qué significado poseen ambas oraciones espirituales?

La evocación a los buenos espíritus como bien su nombre lo indica es un llamado a esas almas que con bondad nos ayudan y protegen de los peligros de la vida, y que durante la realización de una misa espiritual vienen a instruirnos.

Por su parte la oración para todos los días es una plegaria en agradecimiento a Dios por todo lo que nos da y por permitir que los buenos espíritus nos sirvan de guía y baluarte.

Mediante este rezo el alma se libera de las perturbaciones e influencias negativas depurándose el astral, dando paso a que nuestros muertos nos irradien y se puedan comunicar con nosotros.

Evocación a los buenos espíritus

Alabados seáis espíritus puros del Señor, yo humilde y atrasada criatura, elevo a vosotros mi pensamiento y mi corazón para rogaros me guíes por el camino de la verdad, y me iluminéis siempre en los divinos preceptos para no faltar a ellos y hacedme digno de alcanzar pronto la bienaventuranza. Amén.

Oración para todos los días

Dios de infinita bondad y misericordia, señor omnipotente, os suplicamos la gracia de que asistidos por nuestros ángeles custodios y alejados de malas influencias podamos concentrarnos en el fondo de nuestras almas y elevando nuestros humildes espíritus hacia vos, imploremos el perdón de nuestras faltas y pidamos con fervor lo que mejor pueda convenir a todo género humano, pues que, siendo vuestros hijos, sentimos el deseo de estrecharnos con el lazo del más fraternal cariño.

Escasos son nuestros méritos Señor y no nos consideramos acreedores a vuestros dones nada se nos debe en justicia, pero confiando en vuestro paternal amor, esperamos nos lo concederéis por gracia que procuraremos merecer.

Os rogamos nos concedáis conformidad en nuestras pruebas, alivio en nuestros males, resignación en las calamidades, paciencia en los sufrimientos, olvido en los agravios, alejamiento de todas las malas pasiones e influencias perniciosas.

Compasión para nuestros enemigos, consuelo en las aflicciones, prudencia en todos nuestros actos, luz de verdad divina que ilumina la senda que conduce a la suprema felicidad, guiados por la mano de nuestro ángel custodio que vela por nosotros y nos ayuda a trasmitiros nuestras preces.

Os pedimos alivio y progreso espiritual para nuestros padres, hermanos, parientes, amigos y enemigos, salud para los enfermos, luz para los espíritus atrasados y malos de los que estamos rodeados, compasión para los que son perseguidos por sus influencias, misericordia para las almas que sufren olvidadas de los hombres y solicitan nuestras oraciones, indulgencia para los que gimen en cárceles y presidios y perdón para nuestros perseguidores.

  • A continuación, rezar un Padre Nuestro y un Ave María.

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