Muchos son los religiosos que, en estos tiempos de pandemia y desesperanza, convidan a rezar una novena a María Auxiliadora, hasta que esta emergencia sea vencida.
Las personas abogan por difundir este pensamiento por todos los medios de comunicación, hasta que se forme una red de oración incesante que llegue al corazón de Dios, mediante la oración a la virgen.
La fortaleza, la solidaridad, y la confianza han sido depositadas en numerosos países en la imagen de la Virgen María, la que puede ayudarnos a superar los momentos de dificultad y enciende la llama de la esperanza de que pronto llegarán tiempos mejores.
Junto a esta emergencia sanitaria y a la problemática social que la acompaña, se levantan las oraciones a María Auxiliadora, la Virgen de los Tiempos Difíciles, y se llama a los creyentes a rezarle con fe por todas las familias que sufren las consecuencias de esta pandemia.
Se dice que a la Virgen María Auxiliadora también se le rezaba durante los días difíciles de las dos Guerras mundiales, pidiendo el cese de los derramamientos de sangre y de la miseria. Su llamado se convirtió en medicina y consuelo ante el sufrimiento por la pérdida, la incertidumbre y la impotencia.
Por ello hoy también invoca el mundo la ayuda y protección de María Auxiliadora, la que en medio del caos auxilia y brinda paz, la valerosa y generosa, pidiendo su ayuda como un faro de esperanza y de luz.
¿Quién es María Auxiliadora? La Protectora de la fe
María Auxiliadora es una advocación de María en la Iglesia Católica Romana, creada para la Virgen María y que lleva su nombre desde el año 345.
El nombre de Auxiliadora se le daba ya en el año 1030 a la virgen María, en Ucrania, pues se dice que ella acudió en ayuda de esa región, para librarla de la invasión de las tribus paganas.
Otra leyenda señala que el 7 de octubre, con auxilio de María, la flota naval de Juan de Austria venció a las naves turcas en Lepanto. Y por ello San Pío V consagró este día a Santa María de la victoria y del rosario y la invocación y la llamó «María Auxiliadora de los cristianos”.
También durante las guerras de religión en Europa llamadas las «guerras de los 30 años», los príncipes católicos y el pueblo comenzaron a invocar a la virgen mediante el título de «María Auxiliadora» y acudieron en peregrinación a una capilla dedicada a ella en Alemania.
Igualmente, en el siglo XVII y ante el asedio de los musulmanes, el Papa Inocencio XI acudió a la protección de la Virgen María. La invocación María Auxiliadora es considerada como la que concedió la victoria para las fuerzas cristianas, aunque las islámicas eran tres veces superiores.
También en el enfrentamiento a Napoleón el Papa Pío VII, prisionero del caudillo francés, imploró el auxilio de María, invitando al mismo tiempo a los cristianos a encomendarse a ella. El emperador fue finalmente derrotado, y se atribuyó esa victoria a la protección de la Virgen.
La leyenda de San Juan Bosco y la Virgen
Cuenta la leyenda que fue Don Bosco quien le dijo al Joven salesiano Juan Cagliero:
«La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora, los tiempos que corren son difíciles y tenemos la necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la Fe cristiana«.
Y es que en 1860 la Santísima Virgen se le apareció a San Juan Bosco y le señaló el sitio para que le construyera en Turín, Italia, un templo.
Se cuenta que Bosco comenzó la obra del templo con solo tres monedas de veinte centavos cada una, pero al acumularse los milagros a nombre de María Auxiliadora, todos los devotos se reunieron y aportaron a la construcción.
En solo cuatro años estuvo terminada la Gran Basílica, sobre la que el Santo solía decir:
«Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen«.
Desde aquel Santuario comienza a extenderse por el mundo la devoción a María bajo el título de Auxiliadora de los Cristianos.
Rezos y Oraciones a la Virgen María Auxiliadora:
Desde tiempos remotos, como hemos explicado, se le reza a María Auxiliadora por la protección en tiempos difíciles.
Muchos devotos elevan sus oraciones cuando atraviesan dificultades o cuando existen problemáticas que requieren de la fe y la oración, como ahora que tanto lo necesitamos.
A María Auxiliadora le rezamos en los numerosos templos en su honor que existen en el mundo y también podemos implorar ante su imagen o representación. Siempre es bueno colocarle flores y encender una vela en señal de devoción y respeto.
Peticiones a la Virgen: ¡María Auxilio de los Cristianos ruega por nosotros!
- Esta es la plegaria para pedir protección a la Virgen María Auxiliadora
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desoigas las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos siempre de todo peligro, Virgen gloriosa y bendita.
María Auxilio de los cristianos.
Ruega por nosotros.
Señor, escucha nuestra oración,
Y llegue a ti nuestro clamor.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que con la ayuda
del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de María, la Virgen Madre,
para ser digna morada de tu Hijo, al recordarla con alegría,
líbranos por su intercesión de los males presentes y de la muerte eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.
Amén.
También a la Virgen María Auxiliadora se dirigen a diario numerosas muestras de agradecimiento por sus bendiciones y milagros. Los devotos le agradecen sus acciones con mucha fe y le piden el fin de las dificultades.
La oración de María Auxiliadora para agradecer las bendiciones recibidas
- Esta es una oración de agradecimiento a María Auxiliadora
Santísima Virgen María Auxilio de los Cristianos,
refugio de los desamparados y afligidos,
Hija predilecta del Eterno Padre,
Esposa amorosa del Espíritu Santo,
Madre beatísima del Verbo Encarnado,
te agradecemos las innumerables gracias y beneficios
que Dios nos ha otorgado por tu poderosa intercesión,
de la nada hemos sido llamados a la vida,
nacimos en un hogar cristiano
donde aprendimos a pronunciar tu dulce nombre.
Hemos sido sostenidos en la existencia
hasta el día de hoy y conservamos la fe.
Nos hemos sentido amados por Dios
y perdonados una y mil veces.
Hemos experimentado tu protección y amparo
y no dudamos en llamarte Auxiliadora y Madre nuestra.
Todas nuestras palabras, todos nuestros actos
son pocos ante la magnitud de la Gracia Divina;
sé tú nuestra representante ante Dios,
nadie mejor que tú para entendernos
y presentar nuestra gratitud al Autor de todo bien,
a quien sea dado todo el honor, el poder y la gloria,
ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.