Se dice que hay personas con un Ori tan fuerte que la brujería no le entra.
El Ori, la cabeza de una persona en su modo más espiritual, enlaza la suerte con la conducta, en la determinación del individuo. El alma en su estado más completo.
Ori también está considerada en la religión yoruba como la deidad universal de la casa, adorada por ambos sexos como Dios del destino. Lo que Ori decide, ningún otro Orisha lo puede modificar.
¿Qué es el Ori?
El significado de Ori encierra secretos ancestrales, es el dios de la buena suerte y de nuestro destino, el dios espiritual y personal de cada persona, el dueño de nuestra cabeza.
Es aquella deidad que gestiona, como mencionábamos, la buena suerte o mala fortuna, de ahí que se le ofrezcan sacrificios para que sus devotos puedan compartir la buena suerte. No obstante, se aclara que la suerte se relaciona siempre con la conducta y características de la persona en cuestión.
Un alma guardiana y un doble espiritual
Varios son los antropólogos e investigadores que han analizado los dos aspectos importantes de Ori: la creencia de un alma guardiana o la de un doble espiritual. Se dice que es el alma guardiana ancestral de uno, el doble espiritual de Orun, aquella que va a la cabeza espiritual del individuo.
Por ello, el Ori de una persona debe ser atendido mediante inmolaciones a menudo. Este Orisha se guarda en un cofre llamado Ile Ori (casa de Ori). El recipiente se cubre con un manto o capa de tela blanca y adornada con ribetes o cintas de color del Orisha tutelar de la persona, al cual se le cosen caracoles en la parte superior de 9, 16 en la parte central y 16 en la parte inferior.
Como ofrenda se le pone: nuez de cola con cuatro válvulas, nuez amarga, pimienta de lagarto, agua, aceite de palma, coco, miel, sal, azúcar y licor y se le inmola paloma blanca, ave de guinea, gallo, gallina, pato y carnero.
El mito de Ori, el alma espiritual
Se dice que cuando Irosun Melli fue a pedir mejorar su fortuna, se encontró con Elenini la deidad del infortunio y allí le hizo sacrificios.
Cuando esta bajó a la tierra y se dio cuenta de que la habían timado, ya que Olodumare había oído gracias al ebbó las súplicas de mejorar el destino de Irosun Melli, lo persiguió, pero solo pudo introducir su dedo índice en lo que hoy es el orificio donde se encuentra la médula espinal.
Eso provocó que el ser humano en el momento de su nacimiento y entrada del espíritu al cuerpo, se olvide de lo que ha sucedido en las vidas anteriores.
Ori entonces se halla entre dos hemisferios cerebrales separados y según la capacidad e interés de aprendizaje del individuo, harán que los hemisferios sean más o menos funcionales.
Ori es destino y cabeza, el Ori-inú es la cabeza que está dentro de uno mismo.