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¿Por qué Obatalá bendijo al Ekute «Ratón» con un Gran Poder?

Pataki del ekute

Relata el pataki correspondiente al odun Ejiogbe sobre la llegada al mundo en cierta ocasión de un niño que vendría a revolucionar la Tierra con sus dones.

Pataki: Los ratones protegen al Rey Obatalá del enemigo

Se cree que los padres de este fueron bendecidos de la mano del propio Olodumare, quien colocó en su descendiente la sabiduría, la inteligencia y el corazón perteneciente a un buen rey.

Tiempo después se dio a conocer la noticia de la bendición que nacía en el pequeño niño.

Por lo que el rey del pueblo celoso de las virtudes de Obatalá, nombre con el que designaron al pequeño, ejerció sobre esta familia una implacable persecución que según este debía terminar con la muerte de todos sus integrantes para de esta forma garantizar su permanencia sobre el trono del reino.

El Orisha Eleguá aleja al pequeño Obatalá de sus adversarios

Elegguá, quien estaba enterado de la atroz situación, guió a la familia hacia un lugar temporalmente seguro, en donde debían dejar a su cuidado al pequeño niño y estos continuaron su camino hacia el exilio con el fin de mantener a salvo sus vidas.

Con el paso del tiempo Obatalá fue creciendo y con esto su fama y el hostigamiento directo hacia su persona.

El cual se veía apagado por la protección directa que recibía de Elegguá, Orisha dueño de todos los caminos por los que transita el hombre.

El Ratón salva al Rey de un gran peligro

En cierta ocasión Obatalá se vio cercado por el enemigo y corrió con todas sus fuerzas hacia una ceiba, a su llegada agitada escuchó unas voces que lo llamaban, estas provenían de las raíces del árbol donde vivían unos ratones.

Estos acogieron en su madriguera a Obatalá y por dieciséis días le proporcionaron alimentos y agua para que subsistiera y se despistara el enemigo.

Obatalá en agradecimiento otorga al Ekute una «Gran Bendición»

Al paso de los dieciséis días, Obatalá quedó libre del enemigo y muy agradecido de la ayuda que recibió del ratón, nombrado en ese entonces como ekute, por lo que lo bendijo diciéndole:

Mientras el mundo sea mundo tú podrás escapar de tus enemigos y siempre tendrás un techo en el que guarecerte y fuentes de comida para alimentarte.

No pasó mucho tiempo en el que el reinado del monarca cayera a manos de la justicia del joven Obatalá, quien ocupó el trono que por derecho le pertenecía.

Reinando entonces sobre su pueblo natal, en donde pudo reencontrarse con sus padres y vivir muchos años de felicidad y prosperidad gracias a la bendición de Olodumare y a la ayuda que recibió de Elegguá y los ratones.

Conoce más sobre el padre Orisha Obatalá:

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