Dijo Jesús: «Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos».
Y esa ha sido una de las frases más utilizadas para describir la vida de San Alejo, el hombre humilde que le entregó su corazón a Cristo y que renunció a los bienes materiales para vivir una existencia de entrega y oración.
La enseñanza de la vida de San Alejo es que para obtener la humildad se necesitan las humillaciones y que la soberbia es un pecado, se necesita la dedicación a buenas obras para luchar contra ella.
¿Quién fue San Alejo? Patrono de mendigos y enfermos
San Alejo fue hijo de un rico senador romano, por lo que sus padres lo educaron y le enseñaron siempre la importancia de la fe y la humildad en el ser humano.
Siempre le inculcaron la importancia de ayudar a los necesitados, pues esos gestos se convierten en tesoros para el cielo. Por eso Alejo desde muy pequeño repartía entre los necesitados cuánto dinero conseguía, ya que siempre tuvo mucha fe en que eso le traía muchas bendiciones de Dios.
Llegado a su juventud, se dio cuenta de vivir en medio de una familia muy rica y en una sociedad mundana le traía muchos peligros para su alma, así que huyó de la casa, vestido como un mendigo y se fue a Siria, lugar en el que permaneció durante 17 años dedicado a la adoración y a la penitencia.
San Alejo mendigaba para él y para los otros muy necesitados y las personas comenzaron a llamarlo «el hombre de Dios», pues también predicaba la virtud de la pobreza y de la humildad.
Pero un día, una persona muy espiritual contó a las gentes que este mendigo tan pobre, era hijo de una rica familia, y él por temor a que le rindieran honores, huyó de Siria y volvió a Roma.
Finalmente decidió regresar a la casa de sus padres a pedir algún oficio, y ellos no se dieron cuenta de que este mendigo era su hijo.
Así que, en su propia casa, realizó los trabajos más humillantes como sirviente, y así estuvo durante otros 17 años durmiendo debajo de una escalera, y cada noche elevando oraciones y dedicando sus humillaciones por los pecadores.
Ya moribundo debido a los trabajos forzados que realizaba, mandó llamar a su lugar debajo de la escalera a sus padres, y les contó que él era su hijo, que por penitencia había escogido ese modo de vivir. Los dos ancianos lo abrazaron llorando y lo ayudaron a morir en paz.
Milagros del Santo
Tras la muerte de Alejo, muchas personas conocieron su historia de humildad y penitencia y comenzaron a encomendarse a él. Varios comentaban que habían visto verdaderos milagros luego de pedir la ayuda del hombre de Dios.
Así, en Roma le edificaron un templo y en la Iglesia de Oriente, especialmente en Siria, le tuvieron mucha devoción.
Así le rezaban las personas contando a la vez la vida y sacrificio de fe del santo:
¡Oh gloria de la nobleza romana y verdadero amador de la pobreza e ignominia de Cristo! ¡Oh Alejo bendito! que, en la flor de tu juventud, por obedecer a la inspiración del Señor, dejaste a tu esposa y saliste como otro Abraham de la casa de tus padres, y habiendo repartido lo que llevabas con los pobres, viviste como pobre y mendigo tantos años desconocido y menospreciado entre los hombres.
Tú fuiste muy regalado y favorecido de la Virgen María nuestra Reina y señora, y huyendo de las alabanzas de los hombres, volviste por instinto de Dios a la casa de tus padres que por su voluntad habías dejado, para darnos ejemplo de humildad, de paciencia, de sufrimiento y constancia, y para triunfar de ti y del mundo con un género de victoria tan nuevo y tan glorioso.
Pues, ¡oh santo bienaventurado! rico y pobre, noble y humilde, casado y puro, llorado de tus padres, denostado de tus criados, desestimado de los hombres y honrado de los ángeles, abatido en el suelo y sublimado en el cielo, yo te suplico, Alejo dulcísimo, que por tus merecimientos y oraciones yo alcance del Señor la virtud de la perfecta castidad, de obediencia, de menosprecio de todas las cosas transitorias, y gracia para vivir como hombre peregrino de su patria, y desconocido y muerto al mundo.
Amén.
Rezos y Oraciones poderosas para alejar el mal, atraer el amor y el perdón
San Alejo hoy en día es visto como santo benefactor para varias de nuestras necesidades terrenales y por ello le rezamos y elevamos nuestras oraciones suplicando su ayuda para seguir adelante.
Cuando nuestra vida transcurre por momentos difíciles que nos agobian a diario y que ello posiblemente no es nuestra culpa sino por causas ajenas, solicitamos la ayuda de San Alejo para alejar a esa persona que tanto nos afecta y podamos llevar una existencia plena de paz y tranquilidad.
Recordemos que los rezos a San Alejo deben ser realizados con fervor, entrega y de corazón. Si nuestro deseo es obtener el apoyo del santo debemos recordar su humildad y tenacidad, y así rezarle para que nos ayude a sortear las dificultades que nos atormentan.
Oración a San Alejo para alejar magias, enemigos, envidias, malas lenguas y traiciones
Esta es la oración a San Alejo para alejar el mal de nuestra vida:
¡Oh, glorioso San Alejo Santo bienaventurado! siervo fiel, piadoso y bueno que estas en la gloria gozando de Dios, alcánzame el favor de alejarme de todo mal.
San Alejo Bendito tú que tienes el poder de alejar todo lo malo que rodea a los siervos del Señor, haz que sea invisible para mis enemigos; tú que encontraste favor ante María, aléjame de Satanás, aléjame del enemigo, del mentiroso, del traidor y del dañino, del que siembra cizaña a mi alrededor, del que con maldades, magias, conjuros o hechicerías me quiere atar, embrujar y mi vida perjudicar; líbrame de las malas lenguas, de los chismes, difamaciones e intrigas, de todo aquel que quiere verme rendido y hundido.
Aléjame de la envidia, del mal de ojo y la injusticia, aléjame de los celos y el rencor, de la infidelidad, la traición, el rechazo y la soledad, escóndeme donde no me puedan encontrar los que quieren causar mi perdición.
¡Oh Glorioso san Alejo!, llamado “el Hombre de Dios” acércame a Jesús y a María, para que con sus Divinas Bondades me cubran con todos sus bienes, y me concedan la gracia que con humildad solicito:
San Alejo bendito: por la Santísima Virgen María, por su amado Hijo Jesucristo y por la gracia del Espíritu Santo, ten piedad de mí y no desoigas mi pedido.
Amén.
Para alejar es esta Oración de San Alejo
- También le rezamos por la protección, la nuestra y de nuestros seres queridos, este oración de San Alejo es milagrosa y sí funciona, siempre y cuando usted la haga con fe y amor hacia el Santo:
¡Oh, glorioso San Alejo!, virtuoso y bienaventurado santo. Tu que inspirado por nuestro señor te fuiste lejos de la vida familiar, pero supiste renunciar de buena manera a todo lo que te rodeaba para llevar una vida de soledad y mendicidad.
San Alejo Bendito Tú que eres el único que tiene el poder de alejar todas las cosas malas que pueden rodear a los siervos del Señor, hoy te suplico que me protejas y que me defiendas dándome energía, fuerza y valor.
Bondadoso San Alejo, tú que con tu humildad encontraste el favor ante la Virgen María, en este momento que preciso tu ayuda por favor no me dejes abandonado de un lado ya que con toda mi humildad te pido alejes al enemigo y todo mal de mi lado.
Mantén lejos a Satanás, aléjame del mentiroso, del ser ruin y también del traicionero, de todos los maleficios, y además del mal de ojo.
Poderoso santo mantén lejos de mí las malas lenguas, a los traidores, los difamadores y a todo ser dañino.
San Alejo, Aléjame de todo aquel que quiera mirarme mal, rendido y hundido.
Te pido me alejes de la envidia, también del mal y de la injusticia, Aléjame de los celos y del rencor, de quienes puedan rechazarme, y la soledad.
Santo milagroso, te pido me hagas invisible y me escondas donde ninguna maldad me alcance ni los que desean mi perdición.
¡Oh glorioso San Alejo!, tú que has sido llamado el hombre de Dios te solicito me acerques a Jesús y a María, para que con sus divinas bondades puedan cubrirme con todos sus bienes, me guíen y me libren de todo ese mal espiritual y terrenal, y puedan ayudarme a conseguir la gracia lleno de humildad vengo a solicitarte (hacer aquí la petición).
Bendito San Alejo por la Santísima Virgen María, por su amado hijo Jesucristo y por la gracia del espíritu santo, te ruego tengas piedad de mí y escuches mi pedido.
Amén.
La historia también narra que San Alejo pasó muchos años de su vida a la puerta de la Iglesia de Santa María, en Turquía, mendigando, hasta sentir que Cristo le permitió entrar por sus acciones.
Por ello también se le relaciona a este santo con el amor puro y verdadero, ese que siempre permanece a pesar de las dificultades.
Para que regrese el ser amado y atraer el amor dedicamos esta Oración a San Alejo
- Así le rezamos a San Alejo por amor, y es que este santo es muy venerado también para que el amor regrese, reparar relaciones rotas, incluso para separar a dos personas, o cuando terceras personas interrumpen relaciones amorosas.
San Alejo, tú que todo lo consigues, tú que lo logras ver todo, es bastante franco para ti distinguir mi espíritu y reconocer que a mi existencia le hace falta el amor.
Sagrado mío, auxíliame a rescatar el amor, mi pareja me abandonó y por otra/o me reemplazó. Haz que la química entre ellos se desgarre, haz que se conserven apartados.
San Alejo, haz que su diferente amor, se desvíe de él/ella, que retorne a mí, que no logre sin mí ni soñar, que a su lado no sea una persona agradable, que sea yo quien exista en su vida, en su entidad, en su imaginación y en sus fantasías.
Ese amor que me pertenecía, que todavía lo sea, que se retire de su vida el extraño, ese individuo que se interpuso entre él/ella y yo, haz que se excluya por su voluntad, San Alejo.
Ese amor me concierne, te solicito que él/ella no alcance estar con ella/él, que su vida sea nada más mía, y hacia mí consiga volver.
Que mi amado/da venga, San Alejo, te lo ruego. Pues él/ella es lo más importante para mí. Ausculta mis rogativas y mis súplicas, e interviene por mí.
Amén.