Agradezcamos siempre el hecho de estar vivos y recemos por mejorías, por nuevas alegrías, por la salud y por la prosperidad.
Dar gracias a los santos y a nuestros espíritus guías por la vida y por las dichas es una excelente forma de emprender el camino espiritual y hacer frente a cualquier situación que el futuro nos depare.
A aquellos que nos ayudan a recorrer cada jornada, démosle nuestra gratitud con oraciones y rezos y demostrémosles nuestra felicidad por las pequeñas cosas.
Si cada día nos encomendamos a las deidades y agradecemos la dicha de tener a nuestros seres más importantes a nuestro lado, los dioses nos bendecirán con más felicidad. La gratitud conduce a la grandeza y trae la paz.
Cuanto más agradecidos seamos, más cosas tendremos para agradecer, además ser agradecido siempre nos hará felices.
No tiene sentido pasarnos el tiempo arrepintiéndonos de una mala decisión o de una lección de vida importante. Si en cambio agradecemos y dejamos pasar los malos momentos, tendremos una visión de vida positiva para el futuro.
Los días buenos nos dan felicidad y los días malos nos dan lecciones, dicen los psicólogos y es totalmente real. Y como ambas cosas son necesarias a la hora de transitar el camino de la vida, debemos incluirlas en nuestra gratitud.
¿Por qué agradecer?
Cuando se sienta desdichado y no sepa porqué brindar agradecimiento, recuerde algunos de estos elementos que debemos tener en cuenta para agradecer por la vida.
- La gratitud hay que expresarla siempre, ya sea directamente a otra persona o a través de rezos, oraciones o meditación.
- Agradezcamos siempre a quienes nos apoyan en la vida, por siempre tener una palabra de aliento, por tendernos la mano y darnos esa necesitada sonrisa de ánimo.
- El agradecimiento, en ocasiones, no puede devolverse. A veces solo podemos rezar y depositar en la fe lo agradecidos que estamos. La gratitud debe quedar en la memoria por siempre.
- Hay que ser conscientes de agradecer cuando alguien da algo por nosotros, cualquier persona que sacrifica algo, por pequeño que sea, por hacernos un bien, eso siempre hay que agradecerlo.
- El orgullo no es demasiado compatible con el agradecimiento. Esto indica que debemos ser humildes en la vida y agradecer por cada pequeña cosa que se nos da.
- Aquel que recibe nunca debe olvidarse de la persona que le ayudó, pues si alguien nos ayuda en un momento de necesidad o nuestras plegarias son atendidas, debemos recordarlo y agradecerlo siempre. Hay que valorar a las personas buenas, especialmente cuando lo son con nosotros.
- Debemos ser agradecidos con nosotros mismos, especialmente cuando hacemos un esfuerzo por alcanzar metas y por mejorar nuestra vida.
De esta manera, estaremos agradeciendo por la vida y por todas sus bellezas, pero a la vez por todas sus enseñanzas.
Así que recemos a nuestras deidades y a nuestros ancestros y agradezcámosles su guía y su ayuda para seguir adelante de la mejor manera posible, siempre con fe.