Cuenta la historia yoruba que Olofi muy molesto e indignado por todo el mal que ocurría en la tierra retiró su protección y ayuda a los seres humanos.
Los Orishas trataron por todos los medios de interceder ante Olofin y conseguir de nuevo su indulgencia para los hombres de la tierra.
Olofin recibía a diario de parte de los Orishas muchos sacrificios y ofrendas, pero ninguno tenía el poder de emocionarlo e impresionarlo.
El nacimiento de los Addimú como ofrecimiento a las deidades:
La gran madre Yemayá tenía dos hijos llamados Addi e Imu (los senos de Yemayá) que para ella significaban toda su vida y los llevaba con gran amor.
Pero a la madre de las aguas mucho le inquietaba lo que ocurría en la tierra, y el pobre destino de los hombres sin el amparo de Olofin.
Por su gran naturaleza como madre consagró la cabeza de sus hijos a Olofin para que a cambio de ellos concediera el perdón y la bendición a los hombres de la tierra.
Olofin se enterneció por tan bella actitud y sentimiento maternal y absolvió a los hombres de su castigo y les dijo:
Addi e Imu, los hijos inseparables de Yemayá, ella me los ha ofrecido como ofrenda y por ello los perdono.
Esa fue la ofrenda más hermosa y sin interés que había recibido el Creador, por lo tanto, declaró que a partir de este momento:
«El Addimú es el ofrecimiento más grande que se me ofrende a mí y los Orishas».
La diosa del mar Yemayá que salvó el destino de los Hombres…
Yemayá, la gran diosa del mar, simboliza el útero como fuente de fertilidad y maternidad, la vida misma, la naturaleza, la sabiduría. La Diosa del mundo que es respetada, admirada y venerada como la madre de todos los hijos de la tierra.
Cuando Olofin creó el mundo, ella calmó el fuego con sus aguas, esta poderosa Osha es la verdadera portadora y dueña de los caracoles.
Cuando sientas tristeza ve al mar y llámala con su saludo:
¡Omío Yemayá Omoloddé! ¡Yemayá Ataramawa!