Cada diciembre, miles de peregrinos se acercan hasta el Santuario de San Lázaro, para agradecer y venerar a una de las deidades más queridas, tanto en la religión católica como en la cultura afrocubana.
San Lázaro, que en la religión yoruba sincretiza como Babalú Ayé, posee una amplia simbología, por ser una deidad representativa de bendiciones y curación de enfermedades. Se le conceden a estas figuras, la consecución de milagros.
Uno de los representantes de esta simbología es la fuente del agua santa de San Lázaro, conocida también como «de los milagros», que abastece a los peregrinos que llegan a bañarse en ella de una poderosa agua bendita.
Agua bendita y un baño de fe para los devotos
El agua de la fuente milagrosa de San Lázaro cuenta la leyenda, concede bendiciones a aquellos que se laven con ella, por lo que muchos devotos tras rezarle al santo, acuden a limpiar sus males y dolencias.
EL mito relata que es una fuente bendecida por la deidad, y su agua es vista por los creyentes como un tesoro.
Esta devoción hace que el Santuario de San Lázaro sea un lugar peregrinación reverenciado por los cubanos que necesitan la curación de enfermedades graves o incurables y ayuda en general para las problemáticas de la vida.
Además, en su parte posterior hay un moderno hospital que trata enfermedades de la piel, muy apreciado también por las personas que acuden al Rincón.
Mitos y símbolos bendecidos por San Lázaro
En la Biblia se cuenta que Lázaro fue un pobre que vivió en Betania cerca de Jerusalén. Era hermano de María y Martha y amigo de Jesús.
Jesús lo trajo de regreso a la vida, cuatro días después de muerto, lo cual es considerado uno de los milagros más grandes de Jesucristo.
Por ello San Lázaro representa para los fieles, la fuerza y la benevolencia de Dios mismo a través de su hijo Jesucristo, virtudes vertidas en la fuente milagrosa del Santuario de San Lázaro.