Relata el pataki que Osun el Orisha vigía reinaba en una tierra llamada Ika Iroso, este a pesar de ser un buen hombre se dejaba perder por el vicio de la bebida.
Mal hábito que en muchas ocasiones lo hizo sufrir las consecuencias del etilismo en público, realidad que lo puso a padecer bochornos sobre la tierra.
Pataki donde Osun debía dejar el vicio de la bebida
En cierta ocasión Olofin quien estaba al tanto de la situación envió un mensaje a Orunmila, el gran oráculo de Ifá.
Quien le transmitió la orden a Osun, en la que el Orisha decía que si no dejaba el vicio de la bebida y daba un buen ejemplo a su pueblo no podría seguir siendo rey.
Ante las advertencias de Olofi, Osun reflexionó sobre su actitud y decidió cambiar definitivamente.
Sus enemigos, quienes le deseaban el mal quisieron perjudicarlo y comenzaron a decir que el rey continuaba bebiendo desmedidamente.
Habladurías que tuvieron tanto auge que fueron creciendo hasta llegar de boca en boca hasta los oídos de Olofin.
Los enemigos de Osun reciben un castigo por difamar la vida del Rey
El Orisha mandó a buscar a Orula para que el adivino organizara una audiencia con el fin de juzgar su actitud.
Cuando el olúo regresó a la tierra ya todos los enemigos de Osun hacían fila para ver su cabeza rodar, a pesar de que este no se encontraba en el pueblo en ese entonces.
Los contrarios de Osun no contentos con lo que sucedía se quejaron ante Olofin y le dijeron que la ausencia del vigía para la audiencia era una provocación y una falta de respeto hacia su persona.
A lo que el Orisha respondió que no se desesperaran pues debía de existir una explicación para lo sucedido.
Olofi da la virtud a Osun de ser previsor de los peligros y osogbos que acechan al religioso
Al paso del tiempo al ver que Osun no volvía al pueblo, Olofin decidió ir a buscarlo a la loma, lugar donde el rey se refugiaba.
Al llegar se percató que Osun había modificado su comportamiento y que todo lo que decían sobre él no eran más que mentiras.
De regreso al reino la deidad suprema desmintió los embustes de los que acusaban a Osun imponiendo un castigo sobre estos.
Desde ese día lo declaró rey nuevamente en su tierra y en consecuencia a esto se encargó de velar por la seguridad y la estabilidad de cada uno de sus súbditos, volviéndose un previsor de los peligros.
En recompensa a su labor sobre la tierra, Olofin lo premió con la virtud de avisar al religioso de los osogbos que lo asechan, siendo en su vida un gran tesoro.