Este patakin nace en el signo Obara Kana y tiene como protagonista a Abiodun, hijo de Shangó y Oyá.
Pataki donde Abiodun no hace ebbó como aconsejó su padre Shangó
Vivía el profeta Abiodun, hijo de Shangó y Oyá en tierra Oyomorele, este tenía grandes riquezas y un día su padre Shangó lo visita y le dice:
Hijo deberías ir a casa de Orunmila y hacerte Ebbó con tu dinero para apaciguar la ira y envidia que tienen sobre ti los ojos envidiosos y maliciosos y así limpiar de tu camino todo lo que se acerca.
Abiodun era muy testarudo y no le hizo caso a su padre. Pasaron los días y los enemigos envidiosos de Abiodun le prepararon brujería y le dieron muerte.
Cuando Abiodun muere toda la tierra de Oyomorele se desordena y todo era un caos.
Oyá cuando ve que su hijo está muerto se enfurece y comienza a matar a todos los que poblaban aquella tierra, pagando justos por pecadores.
La rabia de Oyá era tan grande que todos los pobladores de Oyomorele se escondían y vivían aterrorizados.
El Orisha Eleguá salió en busca del consejo de Orula
Elegguá al ver todo aquel desorden y ver como su madre Oyá sin piedad mataba a todos, se dispone a ir a ver a Orunmila el adivino.
Entonces Elegguá emprende un viaje para ver a Awo Obara Ikate que era amigo de Shangó.
Por el camino Eleggua sonaba su cencerro y cantaba:
«Obara Ikate Awó Ifá Dari Ekó Olofin
Shangó Ifá Bayana Kako Toriboshe
Tori No Olofin Shangó Ifá Bayana Kako….»
Awo Obara Ikate se había consultado y le sale el signo de Obara Kana, pero con Osogbo Iña (discusión, pelea) y dice para sí:
Por el camino viene llegando Elegguá para ver qué sucede en la tierra Oyomorele, debemos ir en búsqueda de Shangó para aplacar la ira de Oyá porque por su gran amor de madre está ciega y no se da cuenta del error que cometió su hijo, por no llevarse por los consejos de su padre Shangó.
Al fin llega Elegguá a casa de Awo Obara Ikate y este le dice que tienen que ir adonde Shangó, pero que para llegar hasta allí deben taparse la cabeza (leri) con tela (asho) del color azul de Yemayá para que Shangó no les matara.
Awo Obara Ikate y Elegguá inician su camino hacia la tierra de Shangó con fiya (gorra) de color azul (arolodo) de Yemayá y cantaban:
«Oyó Inle Kaye Shangó Omo Orisha
Agba Kile Shangó Yekun….»
Ya daban las cuatro de la madrugada y en el camino encontraron ewé orisoñi (hierba artemisa), la arrancaron y se la pusieron en su lerí (cabeza).
Siguiendo la palabra de Ifá se alejan las maldiciones
De pronto aparece Shangó y Orunmila lo llama e invita a comer dos gallinas (adié meyi) junto a él y cantaba:
«Adié Kere Kere Oyú Maimai
Adié Lamiwe Adié Dun Dun Ina Tutu Ni Shangó …..»
Después que comieron, Orunmila tapa a Shangó con ewé dundun (hierba prodigiosa) y ewé orisoñi y le dicen a Shangó todo lo que sucede en tierra Oyomorele.
Shangó entonces le dice al Awó:
Por caprichoso y no escuchar consejos muere mi hijo Abiodun, pero su madre Oyá no quiere reconocer el error de nuestro hijo.
Al decir esto junto a Elegguá y Orunmila va en busca de Oyá en la tierra Oyomorele.
Con ellos llevaban Adié Meyi Pupua (2 gallinas coloradas) y cantaban:
«Oyá Balere Elere Oyá Morele Inle
Lese Eggún Ono Abiodun Eni Sokun
Adié Yale Shangó ….»
Oyá reconoce su ira y la injusticia cometida
Llegan a casa de Oyá en tierra Oyomorele y Shangó le dice a Elegguá que llame a su madre.
Entonces Elegguá toma la vaina de framboyán, comenzó a sonarla y llamarla así:
«Oyá Tonti La Aro Ayaba Unloro
Oyeun Iyanigo Ianosi Oyá Ale Erure…»
Al Oyá oír eso rompe a llorar, recapacita y dice:
Es verdad que mi comportamiento no ha sido el correcto, mi amor de madre me volvió injusta con los demás.
Orunmila se abraza a Oyá y le dice:
Oyá, esta tierra se debe limpiar y para ello se debe tomar todo el dinero que poseía tu hijo Abiodun, untarle mucha manteca de corojo (opolopo epo) y que Shangó se lo lleve a su tierra y así verás como la fatalidad abandona Oyomorele.
Oyá le entrega el Owo (dinero) a Shangó y le echa mucho Epó y agua (omí), lo envuelve, lo mete en un saco y canta:
“Owo Epó Mayereo
Owo Epó Mayereo Kobalokun Otá…»
Entonces Le echa Omí
Owó Kilotu Shangó
Owó Ero Ero
Owó Kolofun Shangó Obakoso…»
Así fue como resolvieron que la desdicha y las maldiciones nunca más volvieran a la tierra Oyomorele.