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Tambores Batá Añá, la música de los Orishas

Tambores añá

El toque bajo e ininterrumpido dice que hay ceremonia, que hay fiesta, que hay devotos.

Un ritmo bien conocido por muchos cubanos es el de los tambores batá, instrumento siempre presente en los rituales yorubas.

Es fácil asociar el sonido fuerte y rítmico con blancas vestiduras, con baile, con jolgorio…y con magia.

El conjunto de los tambores batá es inseparable, se encuentra entre las agrupaciones instrumentales más significativas de la cultura afrocubana y la Santería, son muestras del sincretismo y la transculturación presentes en las raíces criollas de esta Isla de mitos y mezclas.

Se constituye de tres membranófonos de golpe directo con caja de madera en forma de reloj de arena.

Sus dos membranas tienen distintos diámetros, se percuten en juego y están apretadas por un aro y tensadas por correas o tirantes de cuero o cáñamo.

Este sistema se ata al cuerpo del tambor por otro sistema de bandas transversales que rodean la región central de la caja.

Batá Añá, tambores sagrados

Cuando los tambores son profanos se llaman Ilú, pero cuando se encuentran consagrados se conocen como Añá.

Para que los tambores sean considerados Añá no solo deben cumplir una serie de requisitos, como el uso de determinados materiales en su confección, sino que su fin, más allá de cumplir estándares musicales, es el de traer los Orishas a la tierra.

Dicen los mayores que estos tambores «no se tocan» sino que «hablan» directamente a las deidades, un lenguaje místico y ancestral de los hombres con los Dioses, el toque es una invitación a los Orishas.

Cuando el tambor suena establece una conexión directa con las deidades, alaban y dan gracias, su ritmo es un ruego para que nos traigan salud y prosperidad a los que vivimos en el plano terrenal.

Como instrumento sagrado, para tocar los tambores batá, los «bataleros» deben poseer la sabiduría y el conocimiento que esto conlleva, pero sobre todo el respeto para seguir las reglas religiosas de este ritual y la espiritualidad necesaria para establecer esa comunicación y conexión con el mundo sobrenatural.

En esta trilogía de tambores, cada uno recibe un nombre y un significado dentro del lenguaje religioso que establecen las ceremonias (de mayor a menor tamaño) se llaman: Iyá (tambor Parlante), Itótele (medio) y Okónkolo (Pequeño). 

TamborFunciones en la familia de los tambores:
Okónkolo u OmeléToca una melodía que se repite varias veces de forma rítmica mientras los otros dos tambores conversan.
ItóteleEs el receptor del lenguaje mientras el tambor mayor habla con los Orishas.
Iyá (madre)Tambor mayor, símbolo de gran fuerza y de unión con la naturaleza y los Orishas.

Tambores Batá, música folklórica

Como ya explicábamos, el conjunto de tambores batá está formado por tres tambores, uno más pequeño que el otro, a los cuales se adiciona un acheré, y son instrumentos típicos de la práctica folklórico-popular cubana.

Su música es sonido de respeto y devoción para las deidades orishas.

En las ceremonias religiosas, se interpretan toques de tambores batá invocatorios para cada orisha.

Ello atiende a un ritual preestablecido para los cantos y danzas que se efectúan durante la celebración religiosa del Oru de Eyá Aranlá y del Iban Baló o en los ritos funerarios.

Toque de Tambores a los Orishas

Los tambores batá, según dicen los conocedores, se tocan de distinta manera según la ceremonia y el orisha a la que esté destinada.

Los toques rítmicos van de acuerdo a las cualidades, individualidades y comportamientos de cada deidad afrocubana.

Y si los tambores batá acompañan el canto, será el cantante quien comience, y los tambores se incorporan de manera simultánea o escalonada, de acuerdo con el toque o el ritual para el oricha.

Conoce más sobre el tambor y su poder en la Osha:

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