Tradiciones, misticismo, valor, fuerza y la verdadera identidad cubana, son característicos del documental Yoruba soy, de Sandor Gónzalez Villar, una producción del año 2018, que describe los amplios horizontes del sincretismo y la religiosidad y muestra también, la eterna presencia africana en las raíces de esta tierra.
Yoruba soy: “de ese tronco también nos nutrimos”
Mediante monólogos narrativos, la producción logra acercar al público a páginas elementales de la historia de la cultura afrocubana pocas veces develadas.
Revela, además, que más de cien millones de personas en el mundo practican la religión yoruba, por lo que es sumamente importante el conocimiento que puede aportar su historia y sus orígenes.
Comienza Yoruba soy, describiendo el proceso de captura de esclavos africanos y su posterior travesía hasta el Nuevo Mundo, hasta la Isla de Cuba.
Y es que fue gracias a su fervor en la adoración de sus verdaderas deidades, incluso ante los intentos de los colonialistas de desacreditar su religión, que llegó hasta nuestros días el culto yoruba.
Reconociendo la historia afrocubana
Lucas Aberasturi (Awo Ogbe Yono), del Consejo de Sacerdotes mayores de Ifá de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, Caridad Diego Bello, Directora de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central y expertos investigadores e integrantes de la formación religiosa cubana, explican en Yoruba soy, el proceso de formación del sincretismo religioso en Cuba y las características africanas presentes en la sociedad de esta Isla.
Mediante imágenes esclarecedoras, música bien cubana, conversaciones coloquiales y jerga popular, interpuestas con un gran número de entrevistas, la audiencia puede llegar a comprender el proceso de formación de una nacionalidad cubana con destellos de múltiples culturas, esencialmente la africana.
Las creencias y prácticas yorubas, explicitan los expertos en el filme, son hoy reconocidas no solo como un elemento folclórico de la sociedad, sino como una importante religión cuyos principios son la hermandad y la ayuda al prójimo.
“La religión yoruba nos hace mejores seres humanos”, afirman.
Y es que como muestra Yoruba Soy, los esclavos jamás negaron a sus ancestros ni a sus Orishas por mucho que se les quiso imponer otra creencia, y por su herencia, Cuba mantiene hoy la tradición africana religiosa unida a las más intrínsecas costumbres cubanas.
Hace énfasis el documental, en importantes páginas de la historia de las luchas cubanas que fueron protagonizadas por practicantes de la religión yoruba.
No puede dejarse de destacar que fueron varios miembros de la Sociedad Abakuá, pertenecientes al culto santero, los que acudieron en la defensa de los 8 estudiantes de medicina asesinados por el colonialismo español.
También destacó que líderes sociales tan reconocidos como Aracelio Iglesia y Lázaro Peña, eran practicantes de la religión yoruba y a la par, incansables luchadores por los derechos obreros en Cuba.
“Y es que nosotros, los santeros, somos internacionalistas, padres de familia y personas trabajadoras y rectas”, destaca un miembro de la religión yoruba en el documental.
Es muy importante para la sociedad cubana de hoy, contar con los baluartes de resistencia y de identidad que inculca la cultura afrocubana, reconoció también Caridad Diego Bello.
Africanía y religiosidad en Cuba
La Revolución permitió que yoruba dejara de ser una religión marginada, refleja el documental, en las palabras de Esteban Lazo, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, cuando refería que, aunque su origen está en África, la yoruba es una religión cubana.
El documental muestra como con estas ideas, surge la Asociación Cultural Yoruba de Cuba en 1976, por idea de varios babalawos que quisieron compartir desde el punto religioso, todas las acciones que se llevaran a cabo en el país.
Se hace énfasis en la figura de Filiberto O’Farril, quien presidía la Asociación en sus inicios, cuando se reunían en la casa de Manolo Ibáñez.
Historia de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba
También muestra el filme, la prevalencia del pensamiento de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba como una entidad de carácter cultural, cuyos miembros estaban convencidos de su rol en la sociedad.
El país necesitaba de una asociación oficial, para que la voz yoruba desde Cuba llegara a todas partes del mundo, por lo que se buscó el reconocimiento gubernamental.
Y cuenta Yoruba Soy, que la figura de Antonio Castañeda fue sumamente importante para el desarrollo de la asociación.
Emotivos testimonios de practicantes recuerdan que, gracias a sus ideas y acciones, para el año 1998, el estado cubano se interesó por lograr la unión de las principales religiones presentes en Cuba y apoyar a sus miembros en condición de creyentes.
Las imágenes revelan el momento en que Fidel Castro les ofreció apoyo para la creación de una sede en el Prado capitalino.
Allí trabajaron hasta que la obra se terminó y abrió sus puertas la Asociación Cultural Yoruba de Cuba como sede y museo en el año 1999.
Yoruba soy: Contando al mundo toda la verdad
Hoy, los yorubas cubanos dicen estar agradecidos de tener un templo y llevar la religión yoruba como sus Orishas se lo merecen. Ya la asociación radicada en Cuba cuenta con más de 30 mil integrantes.
En sus aulas de conferencias se dan clases de bailes de folclor y especialistas, antropólogos, investigadores y practicantes comparten sus conocimientos.
Además, la Biblioteca de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba cuenta con gran información sobre cultura afrocubana, que gustosamente muestran al público interesado.
Museo de los Orishas
Según muestra el documental, el museo de la Asociación es también esencial para conocer la historia no solo yoruba, sino para brindar una mirada sobre ese gran patrimonio inmaterial de la humanidad que es la cultura afrocubana.
Las esculturas presentes en él fueron realizadas por el joven escultor Lázaro Valdés, quien cuenta en su testimonio que no es consagrado a la religión, pero que se decidió a acometer la tarea siendo un recién graduado, de realizar todas las esculturas del Museo a partir de fotografías y representaciones africanas.
“Yo quería hacer algo necesario para la sociedad”, refirió y contó que, con la ayuda de su padre, también escultor, conformaron en 5 años las esculturas en honor a los Orishas que permanecen hoy en la institución.
El Museo: Templo de fe para el pueblo
No obstante, el documental Yoruba soy, también muestra el estado de deterioro a que está sometida la sede de la Asociación y su museo actualmente, debido a las inclemencias del clima y los años.
Muchos de sus miembros lamentan que la sede no se haya sometido a una restauración integral debido a problemas económicos, y recalcan la importancia del local como patrimonio de la cultura afrocubana.
El filme deja ver al público las numerosas filtraciones y las necesarias reparaciones de un museo que Cuba no puede permitirse perder, como afirman los expertos.
Vale resaltar que en la Asociación Cultural Yoruba en La Habana se puede encontrar cualquier tipo de información acerca de los Orishas, cultos y rituales, que comparten con el público en conversatorios y encuentros.
Los miembros de la Asociación son, además, los encargados de divulgar oficialmente la «Letra del año» en más de 10 países, que tiene como objetivo que todos los religiosos, iniciados o no, sigan los consejos de Ifá.