Al principio de los tiempos cuando Olofin creó la tierra dictaminó que el día y la noche poseyeran el mismo tiempo para desarrollarse.
La noche no estuvo contenta con la división, pues esta sentía que debía merecer más tiempo que su contraparte, por lo que reunió en secreto a sus simpatizantes para desarrollar un golpe de estado en contra de Olofin.
Pataki donde se alejó la desgracia con el Ebbó marcado por Ifá
No tardó mucho tiempo para que la noche ganara la batalla, confinando al día a permanecer oculto de la vista humana y con esto comenzaron a suceder desgracias sobre la tierra llegando la muerte, el hambre y las enfermedades.
Olofin quien no estaba contento con tal hecho fue a casa de Orunmila para que Ifá les orientase una solución a sus problemas.
A pesar del trabajo y las obras realizadas con mucha astucia, la noche logró establecerse como dueña del pueblo.
Hecho que no tenía nada contento a Olofin pues a este llegaban con claridad las quejas de los habitantes de la tierra, los que acusaban a la noche de abusar de su poder impidiéndoles realizar sus quehaceres.
Todos deben respetar el poder del creador sobre todas las cosas
Ifá aconsejó a Olofin que enviara a uno de sus más leales súbditos a la tierra para a través de este poder controlar la situación que se vivía en el pueblo, no sin antes hacer ebbó con un carnero.
Orunmila advirtió que:
Sería necesario crear sobre la piel del carnero una insignia que representara a Olofin para que de este modo todos supieran el poder del creador por sobre todas las cosas.
Ogbe Otura fue el designado por Olofin para bajar a la tierra, al que encomendó el gran propósito de establecer la paz entre el día y la noche y hallar un punto medio que beneficiara al hombre y a la naturaleza por igual.
De esta manera Ogbe Otura partió hacia su destino portando entre sus manos el ebbó y el estandarte que marcaba la presencia de Olofin.
Llegó la paz junto a Ogbe Otura y las bendiciones de Olofi
Cuando el súbdito del creador llegó al pueblo las personas lo recibieron con desesperanza pues creían a la noche y a la muerte más poderosas que Olofin, debido a las tantas tragedias que habían sufrido producto a sus caprichos.
Ogbe Otura llevando su gorro levantó el estandarte de Olofin y dio a los pobladores las bendiciones que el gran Orisha les había enviado.
Marcando de este modo la presencia de Ifá sobre la tierra, dejando claro el poder de Olofin y desterrando a la noche a su tiempo requerido.
Con el gorro y el estandarte trabajados con piel de chivo se frenaron las desgracias sobre la tierra y la vida volvió a retomar su curso habitual.