La Virgen de los Dolores, es una advocación de la Virgen María, reconocida en muchas partes del mundo, aunque sus apelativos varían y también puede ser llamada:
- La Virgen de la Amargura
- Virgen de la Piedad
- La Virgen de las Angustias
- Virgen de la Soledad
- La Virgen Dolorosa
¿Por qué se invoca el poder de la Virgen de los Dolores?
La Virgen de los Dolores es vista fundamentalmente en su faceta de madre, aquella que se sacrifica siempre por sus hijos.
Por ello, las fieles progenitoras le rezan buscando su consuelo ante los sufrimientos de sus hijos y pidiéndole fortaleza para afrontar los obstáculos por ellos.
La Virgen Dolorosa encarna todo el sufrimiento de la Virgen María por su hijo, pues se dice que ella misma, sufrió en silencio todo lo que pasó su hijo Jesús.
A esa imagen le rezan muchos fieles, en busca de paz y redención para sus hijos.
Por ello, cuando se habla de rezar una novena a la Virgen Dolorosa, implica buscar con cada rezo, la fortaleza para sacrificarnos por nuestros familiares.
Se dice que así, entenderemos los siete Dolores de la Madre Santísima, en referencia a los distintos sufrimientos que enfrentó junto a su Hijo.
Cuando rezamos nueve días a la Virgen de los Dolores, no solo estamos pidiendo por nuestra familia, sino por el mundo entero.
Mediante estas oraciones unimos nuestras angustias y sufrimientos a los de María, tal como Ella unió sus dolores a los de su Hijo, y pedimos la redención de los pecados.
Para rezar una novena a la Virgen Dolorosa debemos saber que:
- Existe un rezo para cada día, a través de los cuales le agradecemos a la Virgen sus bendiciones y le pedimos fortaleza para seguir adelante y sacrificarnos por el bien ajeno.
- También le hacemos determinadas peticiones cada día, en dependencia de nuestra situación, y le rogamos que nos escuche y nos apoye.
- Cada día para terminar, se reza una misma oración final, hasta que alcancemos los nueve días de la novena.
- Podemos prender una vela blanca frente a la imagen de la virgen en cada rezo, para invocar y rogar a la Dolorosa que interceda por nosotros.
Oración inicial para comenzar la Novena
Oh Virgen, la más dolorosa del mundo después de tu Hijo, a cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada:
Te ruego que me alcances fortaleza para sufrir por mis pecados, como tú sufriste por los nuestros, a fin de que, crucificando mis pasiones y concupiscencias en la cruz de Cristo, llevando la cruz de mi deber por el camino de mi vida, caminando en pos de mi Señor y perseverando constantemente a tu lado, oh Madre mía, al pie de la cruz de tu Hijo, viva siempre y muera contigo, redimido y santificado por la sangre preciosísima de nuestro Redentor.
También te pido, por tus dolores, que oigas mi petición en esta novena y, si conviene, me la concedas.
Día 1
Oh Virgen Dolorosa, siendo tú árbol florido y fructuoso, fuiste tan afligida, y yo árbol seco e inútil, quiero vivir regalado y soy impaciente de toda molestia y adversidad.
Te ruego me concedas espíritu de penitencia, humildad y mortificación cristiana para imitarte a ti y a tu amado Hijo, crucificado por mí.
Día 2
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste cuando el anciano Simeón te profetizó las contradicciones con que el mundo había de perseguir a tu Hijo, te suplico no permitas que yo me encuentre entre los mundanos enemigos de tu Hijo, sino entre los que profesan dócilmente su doctrina y la reflejan en sus costumbres verdaderamente cristianas, para que sea también de aquellos a quienes Él será resurrección y vida.
Día 3
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando el soberbio y ambicioso Herodes quiso dar muerte a tu Hijo, que venía a darnos vida, líbrame de toda ambición y soberbia y haz que, en vez de arrojar de mi lado a tu Hijo, le llame a mí, y, pospuestos todos mis intereses, le haga reinar sobre mí, siendo yo su vasallo fiel y obediente, para reinar con él en la gloria.
Día 4
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste cuando perdiste a tu Hijo en Jerusalén y estuviste tres días buscándole, te suplico que nunca yo le pierda por el pecado y que, si le pierdo, le busque con arrepentimiento, y buscándole, le halle con la sincera confesión en el templo y le conserve con verdadera religión.
Día 5
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando por la calle de la Amargura acompañaste a tu Hijo hasta el Calvario, haz que yo también le acompañe, llevando la cruz que su providencia me ha dado, con humilde paciencia y digna constancia, sufriendo bien todas las molestias que vengan de mis prójimos.
Día 6
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando viste a Jesús clavado en la cruz, concédeme que yo me aproveche de los frutos de su pasión, que sea un cristiano verdadero, crucificado con Cristo, y que considere como una honra el padecer y sufrir algo por ser cristiano y practicar las virtudes cristianas.
Día 7
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste al recibir a tu Hijo muerto y bajado de la cruz, te suplico me alcances el perdón de mis culpas, que fueron la causa de su muerte, y que sus heridas se graben profundamente en mi memoria y mi corazón, como testimonio de su amor, para que le ame hasta la muerte.
Día 8
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor con que acompañaste a tu Hijo a la sepultura y allí le dejaste sepultado, concédeme que yo muera con los auxilios de la religión y sea sepultado entre los fieles cristianos con Cristo, para que, en el día del juicio, merezca resucitar con los verdaderos cristianos y ser llevado a la derecha de Cristo
Día 9
Oh Virgen Dolorosa, concédeme que, así como tú, por tus dolores, recibes gran gloria en el cielo y triunfas allí como reina gloriosa de los mártires, así yo también, después de una vida mortificada con Cristo, merezca vivir eternamente en la gloria, dichoso con Cristo.
Concédeme, oh Reina de los mártires, vivir en la cruz con paciencia, morir en la cruz con esperanza y reinar por la cruz con gloria.
Oración final para todos los días
Recuerda, Mi Dolorosa, Virgen Madre de Dios, cuando estés en la presencia del Señor, de hablar en favor nuestro, para que aparte su indignación de nosotros.
Oh Santísima Madre, concédeme esta gracia: fija en mi corazón con eficacia las llagas de Jesús crucificado.
Haz que de Cristo en mí lleve la muerte, que participe su pasión y suerte y medite en sus llagas apenado.
Para que no arda en los eternos fuegos, defiéndeme tú, oh Virgen, con tus ruegos, en el día del juicio.
Y tú, oh Cristo, al salir yo de esta vida, por tu Madre querida, haz que llegue a la palma de victoria.
Cuando mi cuerpo muera, haz que mi alma adquiera del paraíso la gloria.
- Rezar tres Avemarías:
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima, que estuviste constantemente junto a la cruz de Jesucristo.
Nuestra Señora de la Buena Muerte, ruega por nosotros.
Amén