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¿Por qué los hijos del Orisha Obatalá deben respetar a los ancianos?

Pataki de Obatalá y sus hijos

Obatalá tenía dos hijos a los cuales amaba con gran devoción y de los cuales esperaba grandes cosas, pues sentía que todos estos años les había inculcado los valores y enseñanzas necesarias para que triunfaran en la vida e hicieran el bien a sus semejantes.

La Historia de como Obatalá probó el comportamiento de sus hijos

Cierto día sus descendientes decidieron probar suerte lejos del manto de su padre, este confiado dejó que tomaran las riendas de su destino pues sentía que ya era hora que se valiesen por sí solos y comenzaran a tomar sus propias decisiones.

El consejo del sabio Obatalá a sus descendientes

Antes de partir despidió a sus hijos diciéndoles que podían regresar cuando quisieran pues su padre siempre estaría ahí para ellos.

A su primogénito le aconsejó que respetara a los ancianos pues su palabra y sus años de experiencia no debían ser tomados a la ligera.

A su hijo menor pidió que permaneciera junto a su hermano, pues de este modo tendrían apoyo y consejo mutuamente.

Una vez emprendido el camino llegaron a un pueblo que parecía desierto, las inclemencias del tiempo comenzaban a azotar y caía la noche, por este motivo irrumpieron en una choza que parecía deshabitada con el fin de encontrar abrigo para pasar la madrugada.

La sentencia del sabio Orisha: «Las acciones que acometan se les multiplicarán»

Cuál sería su sorpresa al percatarse de que en la casa habitaba un anciano enfermo y harapiento, lógicamente el primogénito saludo al anciano, quien producto al paso de los años había perdido la visión y la audición por lo que no se percataba de lo que sucedía a su alrededor.

Al ver que el señor no correspondía a su saludo este decidió lanzarle una piedra con el fin de captar su atención, acción que no propicio ninguna reacción en el pobre anciano.

Tras un largo debate de lo sucedido el hermano menor aconsejó al primogénito seguir su camino, pero este era muy testarudo y se había encaprichado en hacer hablar al anciano a toda costa.

Con el fin de cumplir sus deseos incendió la choza, quedándose a su vez sin refugio, hecho que de todas formas no le interesaba pues consideraba más oportuno cumplir su voluntad.

Entonces el anciano envuelto entre humo y brasas respondió a los hermanos:

Mientras el mundo sea mundo, las acciones que acometan se les multiplicarán con creces tanto sean malas como buenas.

Antes de desaparecer entre las nubes el anciano dejó entre ver a sus hijos que había adoptado un disfraz, el que había empleado para probar el comportamiento de sus descendientes y poder asegurarse que estaban listos para enfrentarse al mundo, prueba que ambos suspendieron, hecho que provocó la decepción de su padre.

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