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La Fotografía Post Mortem: Una práctica para inmortalizar el recuerdo

Fotografía post mortem

La realización de fotografías a los difuntos en su lecho de muerte fue una práctica que nació poco después que la fotografía convencional.

Se cree que esta tuviese sus primeros orígenes en Francia y que en un principio fuese solo un privilegio del que gozaban las familias acaudaladas de la sociedad y las personalidades más ilustres, los que buscaban conservar mediante la fotografía la integridad física de sus seres queridos, para así recordarlos con el decursar de los años.

¿En qué se basaba la práctica de las fotografías post mortem?

La práctica de las fotografías post mortem consistía en vestir el cadáver preferiblemente con las mejores ropas o con sus prendas favoritas y hacerlo partícipe de un último retrato con la familia o de manera individual.

Instantánea en la que quedaría plasmado su recuerdo permanentemente.

La fotografía mortuoria no era considerada morbosa para algunos, pues se concebía mediante esta expresión artística la muerte con aires sentimentales.

Mientras que, para otra parte de la sociedad inconforme, consistía en una profanación hacia la religión y el difunto.

Los vestigios que llevaron a crear este tipo de arte se vieron reflejados con anterioridad en el Renacimiento, donde la técnica era el retrato por medio de la pintura en el llamado memento mori, frase que se traducía cómo recuerda que eres mortal.

De este modo el artista hacía saber mediante su obra, que la muerte era un hecho seguro para todos los seres humanos el cual llegaría en el momento designado por Dios.

Ritos post mortem alrededor del mundo

América no se vio excepta de este tipo de empresa, solo que, de una forma diferente, pues los mayas se encargaban de inmortalizar el rostro del difunto tallando máscaras de jade.

En otras culturas precolombinas se imprimía en barro el rostro del fallecido y luego se cocía.

En Europa apareció el grabado en lápidas haciéndose de este modo un homenaje al cuerpo del difunto, las esculturas muchas veces no cumplían las medidas exactas del fallecido, pero se encargaban de transmitir su recuerdo.

La cultura del Antiguo Egipto momificaba a los Faraones con la proeza de conservar así su apariencia física para la eternidad y garantizar de este modo su paso hacia otro mundo mejor.

La fotografía post mortem en Cuba

En Cuba y otros países de Sudamérica se estilaba a la realización de pinturas post mortem y posteriormente se instauraron las fotografías, que aunque no llegaron a ser tan populares como en otros países dejaron huella en nuestras tradiciones mortuorias, costumbre que ha llegado hasta nuestros días.

Aunque las prácticas mortuorias más populares en la isla son la realización de epitafios y la colocación de fotografías sobre la tumba del difunto.

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