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Maferefún Yemayá hoy y siempre: Porque con Yemayá no se juega

Maferefún Yemayá

No sabía quién era Yemayá hasta que comprendí su grandeza, hasta que pude ver con mis propios ojos como peleaba con uñas y dientes por defender a sus hijos y a quienes no llevaban su corona también, porque Yemayá es así, la madre del mundo, la Orisha justiciera que no permite ni tolera las injusticias.

Para hablar mal de una persona busca a otra, pero no metas a Yemayá en eso, porque esta santa no entiende de envidia, celos, ni odio, ella sentenciará al culpable y después que este pague el precio de sus actos, porque con Yemayá no se juega, a la Yenya no se le falta y por sobre todas las cosas se respeta.

Es Yemayá quien nos hace resurgir como el ave Fénix

Hace algunos años atravesé por una situación muy difícil en mi vida y ¿quién creen que estuvo ahí para socorrerme?

Yemayá me prometió que vencería esa guerra por mí, una batalla en la que ni siquiera yo tenía idea de cómo saldría adelante, pero Yemayá sí sabía la solución del problema y de mis cenizas me hizo resurgir como el ave Fénix, me dio la fuerza que necesitaba, el valor para enfrentar el obstáculo y la seguridad plena de que por difícil que fuera la situación ella no me abandonaría, por eso Maferefún Yemayá hoy y siempre.

Mi confianza está en Yemayá y por eso tendrá mi agradecimiento y mi respeto eternamente.

Yenya tiene el corazón del tamaño del océano

Cuando suenan los tambores Batá y comienzan a tocarle a Yemayá nadie se queda sentado, esta acción da una idea de la profunda fe que se le profesa a esta Orisha dentro del Panteón Yoruba.

Y es que no existe adversidad que esta santa no solucione, porque Yemayá no tiene miedo a enfrentarse a nada, mientras ella tenga la razón y la verdad de su lado llegará hasta el fin del mundo si es preciso por sus hijos.

Yemayá la santa que posee un corazón del tamaño del océano que ella reina, la Orisha de la misericordia, de la bondad, que no tiene nada de ella y cuando posee algún bien enseguida va buscando algún hijo suyo para entregárselo, pues cuál madre su primer instinto es proteger.

A Yemayá no le interesa que le devuelvan los favores ni que le ofrezcan nada, ella es tan grande que es capaz de dar a todo el planeta sin querer nada a cambio.

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