Dentro de las antiguas costumbres funerarias de la Mayor de las Antillas se encontraba la tradición de enterrar a los fallecidos en el interior de las iglesias, luego se extendió el rito hacia los patios interiores de la casa del Señor y posteriormente a lugares aledaños de la construcción.
Tradición que estaba reservada solo para los estratos económicos más elevados de la sociedad, quienes a costo de elevados aranceles deseaban partir a un mundo mejor acompañados de la presencia directa del redentor.
No fue hasta 1812 que esta práctica mortuoria cesase en la Isla y con esto comenzaron a vaticinarse de forma inconsciente las primeras normas salubristas basadas en fundamentos epidemiológicos.
Estatutos que se mantienen presentes hasta nuestros días y que contribuyeron a disminuir desde entonces las cifras de enfermedades infecto contagiosas en el país.
En febrero de 1806 se inauguró en Cuba por iniciativa de Tomás Romay y del Obispo de Espada, el primer cementerio público del país conocido como el cementerio de Espada.
Años más tarde por cuestiones de capacidad y remodelación se sustituye este camposanto por la Necrópolis Cristóbal Colón.
La cual abrió sus puertas en julio de 1886 luego de quince años de construcción y ultimación de detalles, convirtiéndose desde ese entonces en el cementerio más grande e importante de la isla caribeña.
El Cementerio de Colón: Testigo de fe y milagros
En el suelo de la Necrópolis Cristóbal Colón descansan los restos mortales de muchos hombres y mujeres valerosos de nuestra historia.
Muchos de los difuntos que permanecen allí han sido protagonistas de múltiples leyendas de milagros y apariciones que el culto popular no ha permitido que persistan en el anonimato.
Por tal motivo algunas de las tumbas de la Necrópolis actualmente son adoradas con gran devoción por miles de personas que le ruegan con devoción por actos de fe.
Como ejemplo de esto podemos citar:
- El panteón dedicado a la Milagrosa, la tumba más famosa y visitada del camposanto.
Las Tres Virtudes: Fe, Esperanza y Caridad.
Esculpidas en mármol blanco de Carrara las tres virtudes se consideran las guardianas de la entrada principal de la Necrópolis Cristóbal Colón.
Son la Fe, la Caridad y la Esperanza las testigos que en silencio han presenciado el ingreso al camposanto de numerosos cortejos fúnebres.
Es curioso observar una gran similitud existente entre las tres virtudes y las tres Orishas que velan la entrada hacia el reino de los muertos en la Religión Yoruba, las cuales son Oyá, Yewá y Obbá.
Las que se mantienen unidas en un trío inseparable, mientras los religiosos le rinden tributo y colocan a sus pies ofrendas que permanecen en la puerta de Colón.