Ferminita Gómez constituye un mito en la mayor de las Antillas, la esclava que entrase a Cuba a finales del siglo XIX para trabajar cosechando caña llegó a convertirse en una de las más connotadas santeras de la época.
Fermina Gómez Pastrana cultivó en su hacer cotidiano buenas maneras y conocimientos religiosos que en la actualidad permanecen dormidos por falta de práctica y juicio en la actual regla de la Osha cubana, como otras tantas costumbres que sin quererlo han ido siendo obviadas por la sociedad religiosa.
La madre Yemayá protegía la lerí de Ferminita
Ferminita tenía coronado Yemayá, su nombre de santo era Osha Bi y su madrina de Osha fue Ma Monserrate, siendo ambas integrantes de la casa religiosa la Pimienta, testimonios referidos a su persona revelan que poseía un carácter dulce y un trato amigable, otros discrepan en la legitimidad de su ángel de la guarda refiriendo la posibilidad de que Ferminita hubiese coronado otro Orisha, cierto es que su fama llegó al ser la primera persona en Cuba en recibir Olokun y la primera en compartir el secreto de Olokun y Orisha Oko en Latinoamérica.
Luego de este suceso, a pesar de los comentarios populares, se conoce que raspó cabezas y cumplió dentro del cuarto de santo las mismas funciones que el Oba, sin contar las decenas de coronaciones que nacieron de su sopera.
Fermina, eterna devota del Orisha Olokun
Su Olokun vivía en una habitación bien resguardado, para que las vistas curiosas no pudieran divisarlo, permanecía arropado con telas azules, adornado con vestigios de fauna marina como arena, estrellas de mar, entre otros artículos, ocupando un lugar privilegiado en su ilé y en su vida, al ser una de las deidades que más amó.
Cerca del año 1944 institucionaliza la práctica de ofrecerle a Olokun el sacrificio de un cerdo desde la ondulación de un bote encallado en el mar, se cuentan de la gran iyalosha muchas anécdotas en las que el pueblo religioso relata la fertilidad de sus conocimientos santorales, pero ninguna supera la fe y la devoción que se le tenía a su Olokun, al que se le atribuyen incluso milagros.
Ferminita gozó de gran salud y sabiduría, falleció a la edad de 107 años en su querida provincia de Matanzas, en Cuba, actualmente se conserva su Olokun en la casa de la calle Salamanca, atesorándose el agogó de bronce y los cuatro tambores consagrados para su Olokun que ella empleaba, en dicha casa también se atesora el Shangó de cabecera de su madrina Ma Monserrate, Orishas que actualmente se encuentran a cargo de familiares y ahijados de Ferminita Gómez.