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¿Conoces los Orishas Menores del Panteón Yoruba? Deidades poderosas

Orishas Menores

La religión yoruba muestra inmensa fe y devoción hacia todas sus deidades, pues cada una simboliza determinados elementos y tiene importantes capacidades que pueden sernos de apoyo, consuelo y refugio.

No obstante, cada deidad del panteón yoruba se incluye dentro de extensos grupos que se dividen tomando en cuenta sus poderes, acciones e historias.

Los Orishas menores del panteón yoruba, son conocidos como espíritus de la naturaleza, pero no son considerados ángel de la guarda y por tanto no pueden coronarse en la ceremonia de Kari Osha o comúnmente conocida como “hacerse santo”.

Pero los Orishas menores apoyan siempre a los Oshas u orishas de cabecera, que representan directamente los elementos naturales. Por ello, a los menores también se les debe inmensa devoción y respeto.

Los Orishas Menores:

A continuación, presentamos los principales Orishas menores del panteón yoruba:

Abita, el diablo yoruba:

Representa la existencia de la maldad, pues es un Orisha poseedor de un poder muy negativo en la mitología yoruba, que perjudica a las personas, sobre todo a aquellos culpables de algún mal.

La religión yoruba lo coloca como uno de los pocos santos cuya energía es negativa, usado con frecuencia para hacer daño o para llevar a cabo venganzas a nombre de quienes le rezan.

Sin embargo, Abita solo atiende las peticiones de los que fueron heridos en el pasado, por lo que nunca hará mal sin razón.

Ajá, patrón de la selva:

Es la Orisha de los torbellinos, su culto se ha perdido con el tiempo pero que es sumamente importante por su afinidad con Olokun y Yemayá. Es una deidad prepotente y amiga de las peleas, por lo que no se le debe provocar.

Ajé Shalunga, la Orisha de la riqueza

Es el Orisha que simboliza la salud, la prosperidad y la abundancia, por lo que su culto es muy venerado entre los devotos de la Regla de Ocha.

Muchos de los que necesitan urgentemente del dinero lo llevan como su patrón y se le ponen en un recipiente conchas y monedas para agasajarlo y pedir sus favores.

Sin embargo, se le considera caprichoso y voluble, pues elige a la suerte a quien asistir.

Aroni, espíritu de la naturaleza:

Orisha que también ha perdido su culto con los años. Es un Orisha asociado a los secretos de las plantas y el mundo natural. Se le representa con cabeza y cola de perro y con una sola pierna.

Es el guardián de todos los secretos de Ossain, en un enfrentamiento con Ogbe Tumako, pactó darle a este las hierbas que no deben faltar en los omieros (agua espiritual de hierbas).

Ayaó, orisha de las nubes:

Orisha hermana de Oyá y la entregan las hijas de la deidad de la centella (Oyá). Vive en un lebrillo pintado de rojo vino y colgado del techo con cadenas. Habita en las raíces de la ceiba junto a Iroko y allí también recibe sus ofrendas.

Boromú y Boronsiá, guardianes de secretos:

Son ellos, los guardianes Orishas que protegen los secretos de Oduduwá. Viven y se reciben con él.

Boromú representa los huesos de los muertos y vive en el desierto, y en el cementerio habita con Yewá, que le enseñó a leer los oráculos.

Boronsiá por su parte, representa los tornados y su fuerza destructiva.

Dadá, protectora de los vientres:

Patrona del vientre y a veces se considera la misma orisha que Obañeñe. Representa la corona del santero y lo que lo obliga a practicar siempre el bien desinteresadamente.

Ibeyis, los que vencieron al diablo:

Los Jimaguas son Orishas que personifican la fortuna, la suerte y la prosperidad. En su unión, son capaces de salvar de la muerte y de lo malévolo y protegen a los caminantes de los montes.

Una de las principales características de los Ibeyis o los jimaguas es que protegen a todos los niños, juguetones, traviesos y golosos.

Irunmoles, manifestaciones de la naturaleza:

Un Irunmole es una combinación de tres palabras: IRUN (seres celestiales), MO (conocimiento), ILE (tierra), que significaría “seres celestiales con grandes conocimientos que visitan la tierra”.

Irúnmòle en Yoruba, es una energía suprema, vista como el poder de la Naturaleza, y la esencia divina de las cosas. Estos seres fueron los intermediarios entre Olodumare y los humanos y podían tomar distintas formas.

Son seres celestiales según la leyenda de Ifá y son miembros de la comunidad en el cielo.

Korikoto, orisha de los partos:

Orisha femenino de la fertilidad y la natalidad. Está relacionada a la procreación y se vincula a los niños que nacen predestinados. Se le considera una deidad infantil. Hoy en día, su culto se practica muy poco en Cuba.

Logun Ede, el hijo perdido de Oshún:

Orisha hijo de Oshún, la dueña del río y Ochosi el justiciero, con características hermafroditas, seis meses al año es varón y los otros seis es hembra.

Habita en los lagos y ríos de agua dulce en su fase femenina y en la masculina, vive en los bosques. Su culto en Cuba ha desaparecido.

Obañeñe, cuidadora de recién nacidos:

Llamada también Dada Ibañi o Dada Baldone, es la Orisha de los recién nacidos, sobre todo de los que nacen con el pelo rizado.

Obañeñe, es uno de los Orishas menores de la religión yoruba y también se le considera Orisha de los vegetales, pues cuando a Obbatalá le encomendaron poblar el mundo, le entregó a ella la creación de los reinos vegetal, mineral y animal.

Obañeñe no se asienta, ni se sube y usualmente se la representa por una calabaza forrada de caracoles y sobre ella una bola de índigo.

Ogbón y Ogboni, guardianes de Obatalá:

Son Orishas cuyo culto ha ido desapareciendo e incluso hoy en día no se reciben. Ogbón es hermano de Ogboni y Ogbán y se lava solo, juntos protegen al padre sabio Obatalá. Los tres se colocan en tinajitas iguales.

Oggue, el orisha de los rebaños:

El Orisha de los animales astados y de los rebaños. Es representado por dos tarros de buey que se cargan y se sellan y es el tercero de la trilogía Oggue-Oke-Orisha Oko.

Su nombre proviene del Yorùbá Ògué (cuerno, ostentación) y se le ofrenda e inmola igual que a Shangó por su cercanía con este Orisha.

Oke, la altura, la elevación y la grandeza:

La deidad de la loma, de las montañas y de las alturas o elevaciones de la tierra y representa la firmeza de la madre tierra. Se relaciona con la fertilidad y las buenas cosechas.

Es un Orisha noble que puede convertir espiritualmente a un hombre según los preceptos de Olodumare. Es inseparable de Obbatalá y vive en el piso delante del canastillero.

Oranmiyán, el firmamento:

Orisha hijo de Oduduwá y dueño y señor de la tierra firme. Es medio hijo de Oduduwa y medio de Oggún el dios del hierro y que pocos son los que conocen todos los secretos que contiene su culto.

Representa el firmamento y cuenta un pataki que es el hacedor de la tierra firme la cual defendió con lanzas y flechas.

Ori, la cabeza:

Ori es la deidad universal de la casa, adorada por ambos sexos como dios del destino. Lo que Ori decide, ningún otro Orisha lo puede modificar.

Gestiona la buena suerte o mala fortuna, de ahí que se le ofrezcan sacrificios para que los hombres en la tierra puedan compartir la buena suerte.

No obstante, se aclara siempre que la suerte se relaciona siempre con la conducta y características de la persona en cuestión. Es el Orisha de la cabeza en el sentido más espiritual.

Oroiña, la ira, el fuego y el conocimiento:

Energía de fundamento y ancestro de Aggayú Solá.

Representa la lava del volcán y la energía dentro de la Tierra. De él nacen los terremotos y su poder forma montañas, colinas y cordilleras.

Orungan, el mediodía:

Orisha dueño del mediodía, hijo de Aggayú y Yemayá la diosa del mar. Fue el primer hombre en ser consagrado al Ifá y que conoce el uso del tablero y las herramientas.

Fue discípulo de Elegguá el dueño de los caminos y de Orula el adivino, con el que aprendió los secretos de la adivinación.

Oshumare, la serpiente:

Orisha de la serpiente y el arcoíris, representa la unión del cielo y la tierra y simboliza el equilibrio entre hombres y los Orichas. Es andrógino y se asocia a la riqueza.

Yembó, la orisha del mar calmado:

El primer camino de Yemayá es Yembó o Yemú. Es este el camino de Yemayá que otorga la mar en calma. En este camino ella es Oduduwá hembra, es aquí donde nace la verdadera corona de Yemayá.

En algunos cultos religiosos las siguientes deidades se consideran menores, pero en otros son orishas mayores y se coronan.

Aggayú Solá, la mayor fuerza natural:

Es el que cubre el desierto con su voz. Aggayú Solá, es el Orisha que representa las impresionantes fuerzas naturales.

El volcán, el magma y el interior de la tierra, son sus símbolos. Aggayú Solá vive en la corriente del río y es el bastión de Oshá y particularmente de Obbatalá.

Es el Orisha gigante del fuego, de carácter belicoso y colérico.

Babalú Ayé, la enfermedad:

Orisha de la religión Yoruba sumamente adorado en la religión criolla cubana en sincretismo con San Lázaro. Es el orisha más misericordioso respecto a enfermedades, sanador de la lepra, la viruela, los contagios venéreos, de la piel y en general de las pestes y la miseria.

Oyá, dueña de los muertos:

Señora de la centella, del remolino, del arcoíris y de los muertos. Oyá es el aire que respiramos, ella le da la correcta cantidad de oxígeno para mantenernos vivos y mantienen el flujo de las aguas de Oshún y Yemayá.

Ella es impulsiva y colérica y así propicia los temporales, los vientos fuertes o huracanados y las centellas. Simboliza la violencia de la naturaleza y la impetuosidad.

Vive en la puerta de los cementerios y representa la intensidad de los sentimientos lúgubres, el mundo de los muertos. Es a quien Olofi encomienda la misión de venir a la tierra a buscar las almas de los muertos.

Los Orishas menores representan energías poderosas de la naturaleza, todas imprescindibles para que la vida en la tierra sea posible, a ellos debemos inmenso respeto.

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