Los devotos de la religión yoruba les conceden gran importancia a los ceremoniales destinados a agasajar y rendir tributo a la Madre Tierra.
A ella, se le canta, se le reza, se le alimenta y se le pide, pues será ella quien acogerá nuestro cuerpo al fin de nuestra vida y es también quien brinda sustento y refugio tanto a hombres como a animales.
Pero detrás de estas inmensas muestras de fe, amor y respeto hacia la Tierra, están las leyendas yorubas que indican cómo comenzó este culto a la tierra.
Inle Oguere y el patakí de la Madre Tierra
Cuenta una leyenda yoruba o patakí, que Inle Oguere era una mujer muy hermosa.
Ella tenía muchos hijos de los cuales destacaba por una belleza similar a la de su madre, una joven conocida con el nombre de Afokoyeri.
Pero a pesar de su belleza, esta hija vivía triste y desconsolada. Ello se debía a que un ser horrible se había enamorado locamente de ella y estaba haciendo lo posible por conseguirla.
Era conocido como Ashikuelu y vivía entre las tinieblas de las profundas entrañas de la tierra.
El feo monstruo solamente se asomaba por la boca de una cueva cuando sus hijos le llevaban ofrendas y le hacían cantos que oscurecían el cielo.
Pero tanta era su obsesión por la bella joven, que Ashikuelu utilizó todas las herramientas posibles, incluyendo el uso de la magia y la brujería, para alcanzarla.
Y un día, la bella Afokoyeri se encontraba paseando por el campo cuando logró ver a una mariposa muy hermosa y decidió perseguirla, a pesar de que la guiaba a la entrada de una cueva.
Cuando se acercó vio cómo surgió de las profundidades Ashikuelu, quien, sin darle tiempo a reaccionar, la tomó y se la llevó a las profundidades de la tierra.
El desafío de Inle Oguere por recuperar a su bella hija
Cuando la madre de la joven, Inle Oguere, se enteró de todo lo ocurrido, cayó en desesperación y comenzó a buscar entre los hechiceros de su tierra uno que fuera tan fuerte y poderoso que pudiera devolverle a su hija.
Así, escuchó hablar de Orunmila y sin dudarlo fue a verlo.
El sabio le dijo que su hija estaba destinada a vivir entre las tinieblas, ya que los humanos no podían comprender la grandeza de su vida y su inmensa belleza.
Orunmila le contó a Inle Oguere, que para recuperar a su hija debía hacer ebbó y debía ofrecerle de comer a Ashikuelu a través de una grieta.
Cuando este saliera debía hablar con él y tratar de hacer algún pacto. Inle Oguere, sin dudarlo, hizo lo que le aconsejaron.
El pacto de Inle Oguere y Ashikuelu
Cuando Ashikuelu salió, Inle Oguere le propuso:
“Tú tendrás el derecho de que mi hija viva seis meses contigo y seis meses conmigo, pues tú eres la corteza de la tierra de todos, eres luz donde todo florece y yo soy la sombra de la entraña de la tierra, donde las cosas germinan”.
Olofin que estaba oyendo todo aquello y fue testigo del sacrificio de Inle Oguere, decidió intervenir y solucionar las cuestiones, diciendo:
“Tú, Inle Oguere, serás Iya Inle La Madre Tierra, por lo que siempre le darás a los hombres de tus frutos para que así estos tengan con que sustentar su vida.
Todos los hombres tendrán que darte siempre comida y el que quiera verte, tendrá primero que reconocerte tanto en los campos arados, como en las furnias naturales.
Se te verá en cada fruto, cada mineral, en todo lo que salga de las entrañas de la tierra y la corteza terrestre”
Olofin continuó:
“Serás conocida como la madre amorosa que alimenta a sus hijos y por tanto serás también, la morada que acogerá el cuerpo de cada uno al final de sus días.
Tú comerás y trabajarás con Ashikuelu y Afokoyeri, los cuales son tus hijos bien amados, además de Yewa, Ozain, Azojuano, Oduduwa, Orun y conmigo mismo”.
Así fue como se le asignó a Inle Oguere el título de Madre Tierra, ya que ella renunció a todos los placeres de la tierra, para poder vivir acompañando a sus hijos Ashikuelu y Afokoyeri en las tinieblas de la tierra.
Rituales de agradecimiento a Inle Oguere en la religión Yoruba
La de Inle Oguere es una historia de sacrificio y amor fraternal, se dice que, por su entrega a su hija, el verano radica en la corteza terrestre y el invierno surge de las entrañas de la tierra.
Además, se le adjudica el nombre de Madre Tierra, debido al rol que juegan las madres en la vida de sus hijos como protección y sostén.
Las madres deben lograr siempre el equilibrio en la vida de sus hijos. Aunque muchas no están de acuerdo con el matrimonio de los hijos, siempre intentan adaptarse a la presencia de la pareja de cada uno, para así no dañar su felicidad.
Por estos roles que se le adjudican a la Madre Tierra, los seguidores de la religión yoruba le rinden inmenso tributo.
Existen diversos ritos y ofrendas que se le hacen a la madre tierra, pero el más común entre los seguidores de la religión yoruba, es el de darle de comer a la tierra.
- Si deseas conocer cómo se realiza la ceremonia de darle comida a la tierra «puedes leerlo haciendo clic aquí»
Darle de comer a la Tierra ¿Qué representa esta ceremonia?
En la santería o Regla de Osha-Ifá este es un ritual destinado a «alimentar a la tierra», a pedir la bendición de la Madre Tierra, esa que nos brinda sustento y refugio y es uno de los homenajes más grandes que se le pueden hacer a Inle Oguere.
Usualmente se hace este ritual a inicios de año y se le llevan ofrendas, se le canta y se le reza. De esa manera se le demuestra respeto y se le honra por darnos cobijo, brindarnos alimento y sostén.
Todo lo que se usa a diario proviene de ella, como son los alimentos, el petróleo, el agua, incluso los metales, el acero, los minerales, todo lo que nace del universo.
La Madre Tierra nos provee de todo lo que utilizamos en función de la vida y el desarrollo.
Así, mediante la ceremonia de darle de comer a la tierra, los devotos intentan conectar con la Madre Tierra y agradecerle, para que ella a su vez los fortalezca y despeje sus cuerpos de las energías negativas.
Estos rezos se realizan cantando, en aras de que Inle Oguere se sienta homenajeada y feliz y los bendiga con prosperidad y salud.
- Por lo antes dicho ¿Cómo se llama la ceremonia de darle de comer a la tierra? También se conoce como Inle Oguere.