¿Dónde están los Hijos de Yemayá?

¿Dónde están los hijos de Yemayá?… los religiosos más polémicos dentro del Panteón Yoruba, los que son acusados de excentricismo, de autosuficiencia, de creerse la Orisha en la tierra, los que sin duda alguna tienen un corazón tan grande como el océano.

¿Dónde están los hijos de la madre del mundo? De la santa justa, clemente, pero que castiga las faltas de sus hijos con todo el peso de la Ley. Los hombres y mujeres atrevidos que con valor enfrentan la vida sin lamentaciones, en los que no existe espacio para albergar el miedo y con los que puedes contar para enfrentar la prueba más grande de la vida, pues un hijo de Yemayá nunca te dejará solo.

Cuando quieran silenciar a un hijo de Yemayá es cuando más estos hablarán

Así son los hijos de Yemayá, almas libres que no llegan a tener nada suyo porque basta que alguien más necesite cualquiera de sus bienes para que rápidamente se lo cedan sin tan siquiera pensarlo.

Los hijos de Yemayá son escandalosos, inconfundibles, con una risa difícil de disimular, en ocasiones gritones y hasta un poco sordos, pero testarudos hasta más no poder.

Cuando más hablará un hijo de Yemayá es precisamente cuando el mundo intente silenciarlo, cuando más se harán sentir y cuando más brillarán, pues no existe fuerza capaz de contener al mar ni a sus hijos.

Los hijos de Yemayá son los que bailan hasta sin música

Son los hijos de la Yenya los que bailan hasta sin música, los que sin quererlo se roban el protagonismo, los más sinceros, a tan alto grado que llegan hasta herir sin quererlo. Los hijos de la Yenya no saben guardar secretos, pues sin darse cuenta terminan revelándolos.

Ellos son los más desesperados e impulsivos cuando quieren y en ocasiones se ven tan pacíficos como el mar durante un día soleado, pero basta que los prueben o provoquen para que se revuelvan enfurecidos como las olas.

Son entregados, protectores y algo descabellados

Los hijos del agua salada son los mejores amigos, fieles hasta el final sin importar las consecuencias que deban afrontar.

Criticados y envidiados por quienes no los conocen, pues con ellos se viven los extremos, o los amas, o los odias, no pueden existir términos medios.

Un hijo de Yemayá es entregado, protector y algo descabellado, pues por defender sus convicciones no temen perder nada, tampoco buscan encajar ni caer bien en un colectivo, ellos simplemente fluyen entre la multitud y luego que el mundo opine lo que desee.